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Juan López Messa colgará la bata y el fonendoscopio el próximo mes de junio, después de haber trabajado durante 35 años en el Hospital Río ... Carrión, primero como médico intensivista, luego como jefe del servicio de la Unidad de Cuidados Intensivos y finalmente, estos dos últimos años y durante la pandemia de covid-19, como gerente de Asistencia Sanitaria de Palencia. Además, entre 2007 y 2009, fue Director Médico del Hospital. Se va «satisfecho por su labor», agradecido por el trabajo de sus compañeros porque «si yo he conseguido frutos positivos, ha sido con ayuda de otros profesionales».
–¿Cómo valora su gestión en estos 35 años de trabajo?
–Habré tenido equivocaciones, como todos, pero me siento satisfecho de mi labor. Creo que, como profesional de Medicina Intensiva, lo he dado todo, he aportado todo mi esfuerzo al hospital y a la Medicina Intensiva de Palencia. Me siento satisfecho de cómo ha evolucionado el servicio, se han implantado toda una serie de técnicas y de procesos que se aplican en cualquier Unidad de Cuidados Intensivos de España. Y,como gerente, he intentado aportar tanto al área de Atención Primaria como de Atención Especializada, con el apoyo de las distintas Direcciones Asistenciales y de Gestión y, dentro de lo posible, mejorarlo, con las dificultades que ha habido.
–¿Y el hospital?
Pues como conocedor del mismo después de más de treinta años, he intentado que el hospital siguiese progresando en el nivel que lo ha ido haciendo en los últimos años y las personas que queden a cargo de los servicios sean las personas de más competencia, y que el hospital funcione lo mejor posible. Lo que nadie me podrá echar en cara es que no le he echado horas y dedicación tanto en Medicina Intensiva como en la Gerencia, a costa de mi vida privada, de mi familia, en ese sentido me voy muy satisfecho.
–¿Cómo valora su evolución profesional en el hospital?
–Siento que profesionalmente he sido todo lo que se puede ser en este trabajo, tanto asistencialmente como de gestión. También eso es de agradecer porque no solo depende del mérito de uno, sino de las personas que han sabido apoyarte y valorarte. Y también quiero dejar claro que si yo estoy satisfecho y creo que he conseguido frutos positivos donde he estado, siempre ha sido con la ayuda de otros profesionales, de mis compañeros intensivistas, un servicio no puede mejorar solo por su jefe, sino por sus compañeros y también por el apoyo de la Enfermería. Y en la Dirección Médica y en la Gerencia, creo que hay un equipo directivo que ha trabajado conmigo que tienen gran parte de los éxitos que yo haya podido conseguir.
–Y se va con una pandemia...
–Nunca pensé que me podría jubilar con una pandemia, esto ha sido una cosa sobrevenida, que ha habido que llevarlo de la mejor manera posible. Ha sido algo terrible, para mí sobre todo la primera ola, que me pilló de intensivista. Era algo que nos desbordó profesionalmente y personalmente porque me sentí muy agobiado, la situación se juntó con el confinamiento, era en casa o en el hospital, no había otra forma de vivir, y era solo vivir el miedo de poder contagiarte. Fue agobiante porque en la primera ola fallecieron el 54% de las personas que ingresaron en UCI y hubo algún día que pensé: «¿Es que no va a sobrevivir ninguno de los pacientes?». Y unos días después, alguno comenzó a mejorar y finalmente salió, pero fue terrible.
–¿Y cómo ha vivido las cinco olas restantes?
–En las siguientes cinco olas, no me he enfrentado directamente a la enfermedad, pero hubo problemas de gestión. Hubo que abrir el gimnasio, no teníamos camas, y en las siguientes olas el hospital ya funcionaba y había que intentar que se siguiese operando, haciendo consultas. También tuvimos que abrir San Juan de Dios de nuevo. En Atención Primaria hubo grandes problemas, sobrecargas de trabajo, la gente que no podía tener acceso a los centros de salud y las largas colas esperando, también fue muy malo. Pero la cruda experiencia de la primera ola, me ha hecho llevar mejor las demás, siempre con ayuda de los profesionales y compañeros que han colaborado.
–¿Qué momento ha sido el más duro de toda su trayectoria?
–Sí que ha habido momentos muy complicados, pero al final se recuerda lo bueno. La pandemia es tan reciente, que lógicamente se recuerda lo malo. Pero cuando comencé vino la colza y me pilló en Madrid y fue terrible, yo era residente de primer año, el último mono. También fue una cosa sobrevenida. Momentos difíciles ha habido, pero este de la pandemia ha sido de los más complicados. Y luego, como en todos los trabajos, ha habido momentos mejores y momentos más difíciles, pero hay que recordar los buenos, me llevo muy buen recuerdo de aquí. Como todo, a muchas personas no les habrá gustado ni mi persona ni mi forma de trabajar, pero me llevo la satisfacción de que a otras muchas, compañeros y amigos, sinceramente me han trasmitido su felicitación por mi forma de trabajar.
–¿Qué es lo que más va a echar de menos?
–Aún no lo sé, pero voy a intentar no echar nada de menos. Tengo suerte de tener salud y la vida es un reloj inexorable, a veces el tema de jubilación, a las personas que tenemos salud y estamos muy activos hasta el último día, la mente te engaña. Te sientes un adulto con experiencia y conocimientos y piensas por qué no puedo seguir. Pero lo veo como una oportunidad. Me ha costado tomar la decisión, pero tomada, es para abrir otra etapa de la vida y disfrutar más de la familia, de los nietos, de las tareas que a uno le gustará hacer y no puede por el trabajo.
–¿Qué le habría gustado mejorar y ha sido imposible?
–A veces el trabajo es infinito. Podrían haberse hecho otras cosas, claro que sí, pero no voy a concretar. Voy a hacer un poco de corporativismo de intensivista. Aparte de médico, me siento intensivista, muy próximo a algunas especialidades y más lejos de otras. Creo que la Medicina Intensiva, que aporta una carga de competencia en el paciente crítico, en el más grave, no ha sido bien tratada muchas veces por las administraciones sanitarias. Ahora nos damos cuenta de que éramos necesarios, especialidades como Medicina Intensiva, Medicina Interna, Neumología, Urgencias... Hemos sido fundamentales y espero que ahora no seamos olvidados. Estamos en un momento sanitario en el que prima una atención especial a las listas de espera engrosadas por la pandemia y las especialidades que van en relación a estas listas.
–¿Cómo deja la sanidad en Palencia?
–No tenemos el mejor hospital del mundo, pero no tenemos nada que envidiar a ningún otro hospital y la Medicina Primaria, igual. No será la mejor Medicina Primaria del mundo, pero no tienen nada que envidiar. Creo que hay que poner a Palencia en el mapa de España y los pacientes no tienen que tener actitud derrotista a la Sanidad que tienen en Palencia. Que nos faltan cosas, sí, pero las tenemos bien cubiertas por las provincias de nuestro entorno porque no se puede poner de todo en todas partes. Algunas cosas se harán bien y otras, regular, y yo creo que la Sanidad ha progresado muchísimo en Palencia y está al mismo nivel que otro lugar de España.
–Se va sin que haya comenzado la obra del nuevo hospital.
–Ese es un problema que yo creo que queda porque las infraestructuras del Hospital Río Carrión han quedado superadas por el tiempo, tienen más de 40 años. Entonces, se construía de otra manera, las instalaciones eléctricas, de agua, eran de otra manera, incluso se regían por otras normativas. El problema está en que se va a hacer el bloque técnico, que son los servicios centrales, pero el bloque de hospitalización va en una fase posterior. ¿Cuántos años quedan para que los pacientes tengan que estar hospitalizados en este edificio, que tiene una estructura de cómo se hacían las cosas a finales de los años 70? Desde el equipo directivo hemos trasladado nuestra inquietud a la Gerencia regional, que sabemos que tienen muchos problemas, que no somos los únicos, pero nuestra obligación era ponerlo encima de la mesa. Nos hemos quedado muy atrás en la infraestructura del hospital con respecto al resto de hospitales de la comunidad.
–Y aún no se sabe cuándo comenzará la construcción...
–No, no se sabe porque hay un proceso administrativo pendiente con temas legales. No sé cuándo se adjudicará la nueva empresa que vaya a construir el bloque técnico, cuándo comenzarán las obras ni lo que tardará en estar el bloque técnico.
–¿Volvería a estudiar Medicina si pudiera retroceder en el tiempo?
–Por supuesto que sí. He sido un apasionado de la Medicina, he estado estudiando Medicina hasta el último día que estuve en Cuidados Intensivos y cuando he pasado aquí, a Gerencia, he tenido que estudiar otras cosas. Creo que es una labor apasionante.
–¿Y qué les diría a los estudiantes de Medicina?
–Les transmitiría algo que creo que se está perdiendo. Actualmente la Medicina está tan tecnificada que los profesionales se embriagan de la tecnología, pero tratamos con personas y la humanidad es lo más importante. Escucharlas y tratarlas como nos gustaría a nosotros mismos que nos tratasen si estuviésemos en esas mismas circunstancias. Esta es una profesión de Ciencias, pero también de humanidad. Esta profesión es como una silla de tres patas, si falla una pata se cae la silla. Un profesional es competente si le funcionan las tres y estas son: conocimientos, habilidades y actitudes. Si estudio mucho, me sé todas las técnicas, pero si no tengo una actitud empática con los pacientes y con los compañeros, no me puedo considerar competente.
–¿Y cómo avanza la instalación de la radioterapia en Palencia?
–Está en marcha. Todo tiene sus plazos y creo que no hace falta presionar más porque hay sensibilidad en la Consejería de Sanidad ante ese tema. Ya se ha contactado con el Ayuntamiento para el tema de los terrenos, y se ha realizado el plan funcional, que es lo que correspondía a esta Gerencia y eso está hecho. Pronto puede que salga el concurso del proyecto, pero no se hace de un día para otro. Y hasta entonces, tenemos la radioterapia que nos da Valladolid y Burgos para nuestros pacientes. Que es una incomodidad, que somos una de las dos únicas provincias, sí, pero se ha trabajado en ello. No se construye un edificio de ese tipo ni se instala rápidamente. Y, a veces, hay mucha presión social por un tema, pero lo que tiene que saber la gente es que la renovación de este hospital es tan fundamental como eso. Esa es mi visión como técnico.
–¿Se trata de una obra compleja?
–Sí que tiene cierta complejidad, pero probablemente sea mucho más complejo realizar el bloque técnico del nuevo hospital. La radioterapia se trata de una unidad satélite, donde habrá un espacio para consultas y otro para los aceleradores lineales que tienen que ir en un búnker por la radiación.
–Pero ya no depende de la construcción del hospital...
–No, son independientes las dos obras, no tiene por qué ir una primero y otra después. Ya está en marcha y, a lo mejor, coincide la construcción del bloque técnico con la radioterapia. De hecho, en el proyecto original la primera fase del hospital era el bloque técnico, la segunda, la hospitalización y la tercera, la radioterapia y esto se ha adelantado. Hay mucha demanda, presión fundamentalmente por la Asociación del Cáncer. Es una enfermedad que genera mucha alarma social y mucha inquietud, y es lógico, pero que sepan que se está trabajando en ello, que muchas veces las cosas no se pueden hacer más deprisa porque tiene unos tiempos administrativos.
–El lugar donde se va a instalar está ya escogido...
–Hasta donde yo sé, hemos propuesto unos terrenos aledaños a la parcela que tiene el hospital. Propusimos la parcela que está a continuación del parking, esos terrenos pertenecen a la Junta y no hemos recibido respuesta en contra. Ya se contactó con la Concejalía de Urbanismo del Ayuntamiento por el tema de licencias y eso, por lo que va a estar próximo al hospital y barajamos que era este sitio el mejor.
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