La primera residencia en vacunarse de la región, negativo en los test de covid 72 horas después de recibir la dosis
Los 40 primeros profesionales a los que se les inoculó el remedio de Pfizer contra el coronavirus arrojan resultados negativos en los test serológicos que les han practicado
Las pruebas serológicas practicadas esta mañana a los 40 empleados vacunados de la Residencia Santa Eugenia de Cevico de la Torre han determinado que ninguno de los profesionales han desarrollado la enfermedad 72 horas después de convertirse en los primeros de Castilla y León en recibir la vacuna contra la covid-19.
La noticia ha sido acogida con alegría en la residencia, donde algunas de las empleadas mostraron reticencias iniciales a que les inocularan el remedio de Pfizer contra el virus, aunque finalmente accedieron a ponérselo. «Hemos dado todos negativo en covid y ha sido un alivio porque después de las noticia de la enfermera de Lérida que dio positivo después de poner la vacuna, algunas estaban un poco intranquilas», explica Mari Bilbao, la supervisora de la residencia de Cevico de la Torre.
A los usuarios no se les realizó la prueba y todos ellos esperan con ilusión la llegada del día 17, cuando se les administrará la segunda dosis de la vacuna, que les permitirá conseguir la inmunidad al virus para poder regresar a la calle, que no pisan desde el 12 de marzo.
Los últimos días de encierro que están viviendo los mayores de la residencia de Cevico tendrán en Nochevieja y Año Nuevo un aliciente especial que llegará desde la cocina. La cena de mañana contará con langostinos y merluza como elementos estrella, mientras que la primera comida del año será lechazo. La fiesta para celebrar el fin de este duro año parece garantizada en la Residencia Santa Eugenia, aunque la supervisora del centro ha solicitado mesura a todo el personal en un llamamiento que hace extensivo a toda la población. «Esta Nochevieja la gente se tiene que dar cuenta de que el año nuevo hay que felicitarlo a distancia. Ni besos, ni abrazos», remarcó Bilbao, que cada vez ve más cerca la luz al final del túnel. «Tenemos ganas de terminar por muchas razones y una de ellas es para que nos dejen de meter el palito por la nariz», asegura la supervisora con humor.
