«El humor no tiene límites, aunque últimamente se le ponen cortapisas»

–¿Qué acogida están teniendo hasta ahora con 'El aguafiestas'?

–Estamos muy contentos porque en todos los escenarios ha ido muy bien. El humor siempre funciona. Y si el humor es con Josema Yuste... Es todo un lujo poder estar en escena con él y presenciarlo.

–¿Por qué los palentinos deben ir a ver la obra?

–Principalmente, porque se van a reír un montón. La obra sucede en dos habitaciones de hotel, separadas por una puerta contigua. A una habitación llega un asesino en serie y, a la otra, un señor que está muy deprimido porque su mujer le ha dejado y quiere suicidarse. Los dos personajes se van interrumpiendo el uno al otro con el plan que cada uno quiere llevar a cabo por separado. Y ninguno de los dos consigue llevar el plan a cabo.

–¿Qué papel interpreta usted?

–Yo soy el aguafiestas. El que no deja al asesino que ponga su plan en marcha. Josema Yuste es el asesino, que debe matar a un testigo antes de que entre a los juzgados.

–¿A qué público va dirigida la obra?

–A todos los públicos. Es una obra blanca muy bonita y al final cada una de las dos habitaciones representan el bien y el mal. Al final uno no sabe si el que gana es el mal o el bien. Lo lógico sería que el bien ganara al mal, pero la obra confunde al espectador. Creo que tiene mensaje.

–Habiendo trabajado antes con Josema Yuste, ¿cómo se complementan los dos juntos?

–He hecho varias obras con él, y la verdad que de todas ellas he salido encantado. Josema tiene mucho tirón, es muy divertido. Cuando estoy con él en escena, me doy cuenta que estoy delante de una gran figura del humor. Es un lujo tanto para el público como para los compañeros que trabajamos con él.

–Hablando del humor, ¿tiene límites?

–Yo creo que no. Pero últimamente se le pone límites. A la gente no le gusta que se brome con ciertas cosas, y cada vez más. Se le van poniendo cortapisas, pero yo creo que la censura en el humor no debería existir. Si yo te cuento a ti un chiste y no te gusta, pues no te rías, simplemente. No hay por qué criticarlo. Igual no le ha gustado a uno pero a otro puede que sí. Nosotros trabajamos para todo el público.

–¿Ha tenido algún problema con algún chiste o broma que no haya gustado?

–No, he tenido suerte. Aunque últimamente hay censura en el humor con todos los temas. A lo mejor cuentas un chiste en televisión de sordos, y al día siguiente dicen que te denuncia la asociación de sordos, por poner un ejemplo. Te obligan a suavizar las palabras, pero es que, si lo haces, el chiste pierde su gracia. Y últimamente los guionistas de muchos programas se autocensuran para evitar esos problemas, según he observado.

–Además de actor, es humorista…

–Sí, yo empecé con un dúo que se llamaba 'Ceda el paso'. Hacíamos parodias e imitaciones y nos tiramos cuatro años de gira por España. Imitábamos a políticos y personajes conocidos, hace ya casi treinta años.

–¿Cree que los monólogos están siendo la nueva cantera del teatro?

–Ahora mismo impera mucho el monólogo. Mucha gente tira por ser monologuista, y está muy de moda. El que es artista, es artista. Da igual si haces comedia, drama o monólogo. Si el cuerpo le pide lo que tenga que hacer, el artista responde ante ello. Yo soy de hacer muchas cosas variadas.

–¿Las redes sociales también pueden catapultar la carrera de algún artista? Por ejemplo, haciéndose viral con algún vídeo…

–Pues no lo sé. A mucha gente le gusta grabarse y colgarlo en las redes. Yo la verdad es que no soy muy de redes.

–¿No tiene ninguna red social?

–Ninguna. Me gusta mantener mi vida privada como tiene que ser, privada. Si quieren verme, que vengan al teatro.

–¿El teatro siempre está en crisis? ¿Tiene que reinventarse?

–Yo siempre digo que el teatro estuvo, está y estará. Nunca caerá. Desde el principio de los tiempos hasta su final. Hay una frase que dice: 'si eres fiel al teatro, el teatro será fiel a ti'.

–¿Ha habido mucha evolución en el teatro en los últimos años? ¿El público sigue siendo el mismo?

–Hay gente mayor que es fiel al teatro y va desde hace muchos años. También se reinventa para captar a gente más joven, que está en otra onda y tiene diferente manera de pensar y ver la vida. Creo que el teatro lo hace, y que tenga esa capacidad de reinventarse continuamente lo hace más especial. Además, nosotros, los artistas, vivimos del público.

–¿Hace falta ser Concha Velasco o José Sacristán para llenar un teatro?

–Bueno, una buena promoción y una buena obra de teatro también intervienen, no hace falta ser un grande. Un grande se hace trabajando mucho y durante muchos años. Sancho Gracia decía: 'Los actores actuaremos donde se nos llame'. Durante toda la vida de actor, llegarás a ser más o menos conocido. A unos les gustarás más y a otros menos, pero seguro que tendrás tu público y te irán a ver.

–¿De dónde saca el humor?

–Pues no lo sé, me sale solo. Siempre me he dedicado a ello y, por suerte, ha funcionado. Si tuviera que hacer un drama, no sé si se me daría bien, la verdad. Dicen que hacer llorar es más fácil que hacer reír. A mí me parece lo contrario.

–¿Nunca ha hecho una obra dramática?

–No, nunca.

–¿Y le gustaría hacerla?

–Sí, por experiencia, me encantaría. Para ver cómo funciona. Con un buen director, todo iría bien.

–¿Con qué actor o actriz le gustaría trabajar y aún no ha tenido ocasión de hacerlo?

–Con Sancho Gracia, aunque por desgracia, ya es imposible.

–Sus próximos proyectos son...

–De momento, estar con la gira. Llegaremos a Madrid en enero para hacer la temporada hasta junio del año que viene. Y después, Dios dirá. No me planteo el hacer proyectos, porque igual luego se van al traste. Prefiero vivir el día a día.

–Después de haber trabajado en el cine y la televisión, ¿lo echa de menos?

–Sí, especialmente echo de menos a los compañeros de televisión, o los de un teatro u otro. Pero no tengo predilección, donde me llaman, voy.