Borrar
El psicoanalista palentino Francisco Martín Aduriz. Antonio Quintero
Fernando Martín Aduriz, psicoanalista: «Hay casos en que existen gritos sordos de ayuda, especialmente en los jóvenes»

Fernando Martín Aduriz, psicoanalista: «Hay casos en que existen gritos sordos de ayuda, especialmente en los jóvenes»

Incide en que las muertes por suicidio han aumentado hasta situarse en los primeros puestos de las causas de muerte

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Lunes, 25 de marzo 2019, 10:31

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Defiende que un buen encuentro con un profesional de la psicología o la psiquiatría permite un giro en la vida de mucha gente. El psicoanalista palentino Fernando Martín Aduriz pone la voz en el tema del suicidio, e incide en cómo los más preocupantes son los simulados o encubiertos, los que no figuran en la triste estadística.

–¿Qué ocurre en Palencia para que haya tantas muertes por lesiones autoinfligidas? 

–No pienso que haya sustancialmente ninguna diferencia respecto a otros lugares, y si hubiera una diferencia importante sería harto difícil encontrar la lógica, pues la etiología del fenómeno suicida es muy variada.

–¿Son hechos que se suceden en la misma proporción que hace décadas, o tenemos la sensación, igual que ocurre con la violencia de género, de que está muy cerca de nosotros?

–Es claro que han aumentado, hasta situarse en los primeros lugares de las causas de muerte.

–¿La elevada edad de los habitantes y la soledad que en muchos casos acompaña a esas personas mayores, es determinante?

–No necesariamente la población envejecida o la soledad invitan específicamente a lo que San Agustín nombraba como homicidio, o Platón 'un castigo injusto infligido por cobardía'. Pero hay autores que ponen el énfasis en las situaciones dolorosas de algunas enfermedades incurables que algunos sujetos no pueden soportar. Sí es interesante tener en cuenta que en los países nórdicos hay una cierta ley de honor de no causar problemas, y cuando se sienten una carga, optan por poner punto final a sus vidas para no molestar. En la tradición cristiana, filósofos y teólogos condenan el suicidio como un pecado contrario a la voluntad de Dios. Se han estudiado muchos tipos de suicidio, pero de todos ellos, los simulados o encubiertos son los más preocupantes (no figuran en la triste estadística) puesto que no pasan por suicidio, pero lo son.

–¿También puede tener relación la presencia en la ciudad de dos importantes centros asistenciales? ¿Qué estigma marca la labor que presentan estos centros para que no se les llame psiquiátricos?

–Es irrelevante. Son centros asistenciales que despliegan una excelente labor.

–Dicen que el clima también está muy relacionado con los suicidios. ¿Tiene algo de especial Palencia al respecto?

–No creo en la psicometereología.

–¿La lucha contra las tendencias suicidas es la parte más difícil de su trabajo con un paciente? 

–Quienes nos hemos formado en el psicoanálisis, hemos aprendido con Jacques Lacan que el suicidio es un acto especial, como formuló: «El único que tiene éxito sin fracaso». Aceptar fracasar a la buena manera, aceptar perder, no esperar demasiado, aligerar el peso de los ideales, acompañar y escuchar con mucha paciencia son ingredientes en toda dirección de la cura (pero se dirige la cura no al paciente, que es libre). No sé si es la parte más difícil, pero sí que es cierto que lleva mucho tiempo acompañar las dudas de algunas personas menos proclives a dejarse entusiasmar por el gusto por la vida y lo que nos depare. O si se quiere más identificadas al objeto que mancha o sobra. Además el mundo no va a ser mejor ni peor, el mundo rueda con y sin nosotros.

–¿Más allá de las intenciones reveladas, ¿cómo se percibe por parte de los profesionales hasta qué punto un paciente puede estar cerca de quitarse la vida?

–En muchos casos se sabe porque en su discurso se rodea el agujero, que solo se nombra por alusión. En otros es evidente que hay gritos sordos de ayuda. Y conviene escucharlos, en especial en los jóvenes. También hay sujetos más enigmáticos. Y otras veces ronda la idea como una suerte de fantasía irrealizable. Muchos colegas han sufrido mucho cuando se han topado con pacientes suicidas. En ocasiones se trata lisa y llanamente de un asunto de simple catadura moral y no únicamente de la 'cobardía' suicida de que hablaba Aristóteles. Sujetos que dejarán una estela de dolor muy grande y lo saben. Otras veces son sujetos muy frágiles, incapaces de sostenerse en el mundo con sus limitados recursos, y ahí se sabe que el sostén terapéutico es clave. Pero hay que insistir en la idea a familiares, amigos y terapeutas de que no pueden entrar en el campo de la culpa, de sentirse culpables de la muerte del suicida, eso sería sustraerles la autoría. Y un sujeto aún muy perturbado es responsable subjetivamente hablando, y si le hurtamos su condición de sujeto que decide, entonces creemos que es un mero objeto, y no lo es, prueba de ello es que puede efectuar un pasaje al acto.

–Vivimos en una sociedad en la que parece que hemos medicalizado los problemas de la vida. ¿Eso indica que cualquier persona tiene que pasar por el psiquiatra en algún momento de su vida, igual que por el dentista?

–Cada vez se valora más que un buen encuentro con un profesional de la psicología o de la psiquiatría permite un giro en la vida de mucha gente. No siempre por graves problemas, a veces simplemente se obtiene una cierta orientación. Hay que recordar que acude gente que sufre en un momento singular de su vida, o que ya lo han intentado en soledad. Mi opinión es que solo deberían acudir a un psicoanalista aquellos que manifiesten tener una parte de responsabilidad en los desastres de que se quejan. Nunca una víctima que o bien espera pautas, (para no cumplirlas) o bien que sitúa el problema en los otros (o en su química o en su cerebro).

–¿La ansiedad y el estrés pueden ser antesalas de una depresión? ¿Y la depresión antesala en ocasiones del suicidio?

–La ansiedad es esa epidemia silenciosa que si no se trata va a más, o lo peor, se cronifica. Y desde luego, si no se logra conocer lo que hay detrás de la ansiedad, si no se interesa suficientemente al paciente por investigar su secreto y su historia, lo entregamos a la repetición, a la tristeza y al desánimo. Y de ahí puede colegir que sobra 'adelantar acontecimientos', a sabiendas de que lo cierto son tanto 'tempus fugit' como 'memento mori'. Desde luego, los investigadores muestran que lod trastornos severos del ánimo son una buena antesala de riesgo de pasaje al acto suicida. Pero siempre están los silenciosos, los sorprendentemente inesperados, estos son los más dolorosos.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios