Arte japonés en el corazón del Cerrato
El centro de restauración de Simancas recupera un arca del siglo XVI
Fernando Caballero
Sábado, 9 de enero 2016, 13:39
Arte japonés en el corazón del Cerrato palentino. Durante la realización del inventario de bienes artísticos de la parroquia de la Ascensión de Valle de Cerrato, que llevó a cabo la Delegación de Patrimonio Artístico de la Diócesis en 2013, apareció un arca de origen japonés, que en la actualidad se está recuperando en el Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales, que depende de la Junta de Castilla y León y que tiene su sede en la localidad vallisoletana de Simancas.
El arca se encontraba abandonada en un cuarto del templo cerrateño con mucha humedad, lo que explica el mal estado de conservación con el que apareció. A la localidad pudo llegar a lo largo del siglo XVII a través de algún nativo de este pueblo que se encontraba en aquella época en América, un continente que mantenía una estrecha relación comercial con este tipo de objetos japoneses que llegaban allí a través de Manila, según las investigaciones que se han desarrollado para conocer el origen de esta pieza.
Cuando llegó a Valle de Cerrato, el arca pudo ser usada como arca eucarística en el Jueves Santo, ya que en los documentos de la parroquia se encuentra un texto que habla de «una caja con incrustaciones de nácar para el tabernáculo del Monumento», que con toda seguridad se refiere al arca. Probablemente, en la segunda mitad del siglo XIX o a principios del XX, el interior del arca fue modificado como se encuentra en la actualidad. El arca dejaría de usarse a raíz de los cambios introducidos en la liturgia tras el Concilio Vaticano II.
Sobre la persona que llevó esta pieza hasta la localidad cerrateña, las primeras investigaciones no descartan que se trate de Juan de Acuña (1543-1615), primer marqués de Valle de Cerrato, un personaje de alto rango en la corte de Felipe III que poseía una colección de objetos de este tipo, según se deduce del inventario de sus bienes, estudiado por María Paz Aguilo.
El estado del arca ha sido definido por los que lo han estudiado como «extremadamente grave», con el peligro de perderse toda la decoración de laca urushi, una de las características de esta pieza.
La profesora titular de Historia del Arte y Musicología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Oviedo, Yayoi Karamura, ha realizado un estudio de esta obra con la recomendación de que sea restaurada lo antes posible. El arca se trasladó a Simancas a principios de diciembre y permanecerá aun unos meses en el centro de restauración para su intervención.
La tapa del arca tiene forma de medio cañón, está recubierta de varias capas de laca urushi y decorada principalmente con motivos circulares, que evocan los blasones familiares de Japón, que se denominan kamon chiraskie y que son muy escasos en las obras de laca de estilo Namban. Se aprecian en la etapa tardía, hacia 1630, y se conocen muy pocos ejemplares en el mundo, lo que valora aún más el hallazgo de Valle de Cerrato.
La Delegación Diocesana de Patrimonio tiene previsto exponer el arca cuando concluya su proceso de restauración en Simancas.