Casi 500 iglesias se han mejorado en 16 años con una inyección de 6,8 millones

El patrimonio eclesiástico, tanto el que teiene valor artístico y cultural como el que carece de ese valor, ha llegado hasta la actualidad por la acción del ser humano, de hombres y mujeres que han seguido una tradición religiosa absolutamente arraigada en la sociedad a lo largo de los siglos, y que hoy pervive aunque algo más debilitada que hace unas décadas con mucha fuerza.

Las iglesias constituyen la base de la tradición religiosa, la esencia arquitectónica del lugar de culto por excelencia. A lo largo de más de veinte siglos, los hombres y mujeres de las viejas culturas han utilizado los templos para bautizarse, comulgar, confirmarse, casarse, renovar el casamiento el que tenga esa posibilidad y, por último, para morir en paz en los funerales.

Si el ser humano ha sido protagonista de esta evolución Las Edades del Hombre es el título de la exposición de arte sacro más influyente desde finales de los años ochenta del siglo XX, las iglesias, como estructuras tangibles, no son eternas. Como buen fruto de la mano del ser humano arquitectos, albañiles, canteros, carpinteros, pintores o escultores intervienen en su construcción, las iglesias terminan deteriorándose, y si no se las cuida, terminan cayéndose. La propia Diócesis de Palencia, por ejemplo, se vio obligada el año pasado a derribar la iglesia de los santos Cornelio y San Cipriano de Abastillas, que se encontraba en un estado que podía incluso provocar daños personales, por lo que los muebles y retablos que había en su interior se han trasladado a la iglesia de Abastas, que no tenía muchos elementos desde que se quemó a mediados del siglo XX.

Para frenar esta deriva a la ruina del patrimonio eclesiástico, las instituciones han apostado claramente por impulsar una política de recuperación que afecta a todas las instituciones, cada una en la medida de sus posibilidades. Uno de los programas que más éxito ha tenido y que ha permitido mantener en la actualidad ese patrimonio en una situación bastante mejor que hace años es el convenio que el Obispado firma con la Diputación para el arreglo de obras que no tienen la declaración de bienes de interés cultural (BIC). Este acuerdo, sin embargo, nació en 1998 impulsado por la Junta de Castilla y León para el conjunto de las nueve provincias, y al que se adhirieron algunas diputaciones, como la de Palencia.

Quien reconoce que las iglesias se encuentran en un estado bastante mejor que antes del convenio es Juan Antolín, que desde 2003 es el delegado diocesano de Obras. Las cifras avalan esta afirmación. Desde 1998 se han firmado 16 convenios entre las administraciones regional y provincial y el Obispado. Estos acuerdos han permitido 476 actuaciones en otros tantos templos palentinos, con una inversión global de 6.817.000 euros.

«La filosofía del convenio es intentar arreglar el máximo posible de iglesias que no sean bienes de interés cultural», según reconoce Juan Antolín. «El patrimonio estaba muy abandonado, porque no se destinaba dinero para arreglarlo», destaca. «Ahora, ha mejorado mucho, pero hay que seguir haciendo estas obras», apostilla. Donde la Iglesia tiene un problema es en los pueblos pequeños, con muy pocos habitantes, por lo que la colaboración para arreglar la iglesia es mínima. «Cuesta, pero es importante mantenerlo. ¡Si esos edificios se van cayendo!», exclama.

El convenio se sustenta en que las tres partes aportan siempre la misma cantidad. Desde 1998 no ha habido convenio solo en dos años, ya en plena crisis económica, en 2010 y en 2012, aunque el Obispado siempre ha mantenido su parte. En 2010 fue de 240.000 euros, que permitió intervenir en 19 templos, y en 2012 fueron 200.000 euros, con los que se arreglaron 27 edificios. El Obispado, como propietario de las iglesias, ha realizado incluso un esfuerzo mayor. Así, desde 2012, además del dinero que se incluye en los convenios, ha aportado otras cantidades que han facilitado, en concreto, 27 actuaciones en ese año con 200.000 euros; 60 en 2013 con otros 200.000 euros; 54 en 2014 con 226.000 euros y 25 este año con 260.000 euros.

Desde 2010, la Junta no firma el convenio, aunque no ha dejado de apoyar el arreglo de iglesias por otras vías, tanto de la Consejería de Cultura para las que tienen la declaración de BIC como de Fomento para el resto, además de la gran intervención del programa Románico Norte, que ha supuesto la restauración de 54 iglesias algunas de ellas son BIC por una cantidad de 9 millones de euros. En este sentido, en estos momentos se ejecutan obras en iglesias de Saldaña y Villamuera de la Cueza, donde invertirá la Junta 60.000 euros en cada templo, que se unen a las aportaciones del Obispado y de las respectivas parroquias.

Otras inversiones realizadas por la Junta son un paquete de intervenciones con fondos descentralizados gestionados por el Servicio Territorial de Cultura de 186.687 euros en 2014. En 2012 se intervino en la espadaña, las bóvedas y los arcos de la iglesia de San Francisco de Carrión de los Condes por un importe de 60.500 euros. Anteriormente, en 2010 se restauró la pared de la capilla del Hospital de San Marcos de Paredes de Nava (8.000 euros).

Una comisión técnica decide en qué iglesias actuar. El convenio fija que solo se actúe en edificios que padezcan daños estructurales (sobre todo cubiertas y muros), dejando otros aspectos, como la pintura, la instalación eléctrica o la decoración, que corresponde a la parroquia financiarlo, y tienen prioridad los templos en peores condiciones. Juan Antolín aporta otro argumento para defender el arreglo de estas iglesias. «Si los templos están abandonados, el turismo tendría menos éxito. Hay iglesias que tienen mucho tirón. Mantener el patrimonio implica traer turistas, por eso es importante y muy necesario», concluye.