Un lienzo por cubrir en la piel
Crece la afición por los tatuajes entre los palentinos, que se inclinan por dibujos realistas
Raquel martínez
Domingo, 13 de julio 2014, 14:35
¿Está pensando en hacerse un tatuaje y aún no ha decidido dónde lo quiere lucir? Pues si lo que pretende es evitar el dolor, siga este consejo: pásese la yema de los dedos casi sin tocarse por el cuerpo y apunte aquellas zonas donde haya conseguido estremecerse simplemente con el roce. Ahora elimínelas de la lista, porque es ahí donde más duele. ¿A que de repente se ha descubierto casi sin pensarlo poniendo en práctica este pequeño experimento? Pues tómelo como un consejo válido y a seguir, porque quien se lo da es Marcos Bravo Titi, un experimentado tatuador con un cuarto de siglo de experiencia que ha trabajado en estudios de Madrid, París, Alemania o Italia, y que desde 2004 tiene abierto su establecimiento Titi Tattoo (calle La Puebla, 11), donde pone en práctica su pasión por el dibujo sobre «lienzos vivos», como él mismo los denomina.
Su experiencia en el extranjero no le hace dudar ni un momento a la hora de hablar de la diferente concepción que se tiene de los tatuajes en España y en otros países, como Alemania. «Allí tatuarse es una especie de disciplina, se tatúan cualquier cosa que les haya pasado en la vida, no está mal visto. Sin embargo, aquí estamos despertando de unos años hacia acá y estamos viendo que las personas que se tatúan no tienen nada que ver con la marginación, con la delincuencia, con los legionarios o con los moteros», explica Titi, como prefiere que le llamen.
Como en la moda, en el mundo de los tatuajes también hay tendencias, aunque Titi señala que depende de los gustos de cada persona. «Ha habido épocas de tribales, de frases, de nombres en chino o en élfico. Ahora se llevan mucho el tatuaje maorí (etnia polinesia) y el samoano. El tatuaje va cambiando con la persona, pero sí hay esas pequeñas modas», explica. «Pero el diseño clásico o de la vieja escuela nunca pasa, con calaveras, rosas, dados, el número 13, que para nosotros es un símbolo de buena suerte...», apostilla.
Independientemente de modas, los gustos cambian dependiendo de la comunidad autónoma española en la que nos encontremos. «En Galicia se tatúan dragones, duendes y brujas. Si vas al sur, son más alegres, les gusta más el color. En Palencia, no hay un perfil concreto, pero nos gusta el realismo, tatuarnos un indio con sombras que parezca de verdad», indica el tatuador, quien constata cómo algunas personas quieren con sus dibujos atraer la buena suerte. «Ahora con la crisis, tatúo muchas carpas koi, porque son unos animales relacionados con la suerte, y dependiendo de la posición y del color atraen el dinero, el amor o el trabajo...», agrega.
Al igual que no hay grandes modas concretas, tampoco hay una edad para tatuarse (si se es menor, siempre debe hacerse con la autorización del tutor), a pesar de que pueda relacionarse con la población joven. «Hago muchos tatuajes para señoras de entre 45 y 50 años que quieren tatuarse algún detalle, como el nombre de sus hijos, suelen ser dibujos muy finos, no escandalosos», señala Goretti Fontaneda, del centro médico estético Anay G. (calle Balmes, 14), quien agrega que muchos de los tatuajes que hace a las clientas más jóvenes «son regalos por haber aprobado los exámenes».
Los brazos y las piernas son las zonas más demandadas tanto por los hombres como por las mujeres, que en los últimos años han ganado en atrevimiento. «Hace años, las chicas querían ser más discretas y se tatuaban dibujos pequeños en lugares escondidos, para enseñarlos solo cuando ellas quisieran, pero ahora ya se tatúan también los brazos, las piernas, la espalda, los pechos... Ya no hay tanta diferencia entre chicos y chicas», indica Titi, quien responde rápido a la respuesta de quién de los dos sexos soporta mejor el dolor. «Las mujeres. Son un poco especiales, porque cuando están ovulando o con la menstruación, la tinta coge peor, pero a la hora del dolor, aguantan bastante más», asegura el tatuador.
Lo que no existe, según este experimentado profesional, es una zona imposible de tatuar en el cuerpo. «No hay partes imposibles, sino más o menos dolorosas, pero imposibles, no», afirma. «Hemos hecho tatuajes dentro del pabellón de la oreja y en el interior del labio, que no son sitios raros, sino difíciles porque apenas tienes margen para tatuar».
El problema al que se enfrentan los tatuadores no es la zona del cuerpo a tatuar, sino el intrusismo que existe en esta profesión, al igual que ocurre en otras. «Las máquinas profesionales para tatuar son muy caras, pero venden algunas en Internet por hasta diez euros. Con el tema de la crisis, hay muchas personas que tatúan en casa o en peluquerías. El problema es que no hay nada que regule el mundo del tatuaje, si ahora quieres abrir un estudio, puedes abrirlo sin tener conocimientos», lamenta el tatuador.
¿Y qué pasa si después de habernos hecho un tatuaje nos arrepentimos, como parece que le ha pasado a Melanie Griffith con el corazón que llevaba en el brazo con el nombre de su ya expareja, Antonio Banderas? «Yo soy más partidario de hacer un tatuaje encima, lo que se llama un cover, que eliminarlo, que además va creando falta de pigmentación en la piel. Si realmente te gustan los tatuajes, hazte un cover, que es más barato y bonito», concluye Titi.