Quiero ser como Alexia
«Ya solo falta que no tengan un entorno que les frustre su sueño y que desaparezca toda machirulandia de la RFEF, de la prensa deportiva y del país
Aute, que estás en los cielos, perdónalos porque no saben lo que dicen. Que no solo es el beso, joder, eso es la punta del ... iceberg. Es el magreo a las jugadoras, el tratarlas como ganado, el subirlas a los hombros como un cromañón, el saltar sobre ellas como un orangután, la falta de respeto, la corrupción generalizada, los escándalos mil. Pobrecito Al Capone que le detienen por evasión de impuestos, una neurona tengo en el cerebro, dice y, extrañamente eufórico, se coge los huevos, reina mediante, con deleite cavernícola, soy el rey, dice, soy campeón, hijo bastardo de Pelé y Vinicius. No hagamos caso de los idiotas y los estúpidos, prosigue, aquel minuto 29, gol de Olga Carmona, la espuma de la memoria, las niñatas rebeldes y caprichosas, los insultos a las que no estuvieron, tinieblas y nieblas, plano americano del neardental con Athenea a cuestas, contraplano de Vilda y De la Fuente aplaudiendo como groupies.
España y la dictadura de las locas del coño, proclama el voxerío, callos con garbanzos, soy el rey del mambo, dice, soy el rey del mambo, insiste, soberano es cosa de hombres, telas incandescentes de machirulos copulando a años luz, de xavilandia a jennilandia un universo de distancia, la machosfera que no descansa y Berlanga a veinticuatro imágenes por segundo, el triunfo de Torrente y el cuestionamiento a la víctima, el silencio asqueroso y cómplice de los futbolistas machotes, el acoso a Jenni de unos tipos a los que solo les falta el carajillo y el palillo en la boca, la constatación de que ellas tenían razón porque, si han hecho esto delante de todo el mundo, qué no harán de puerta adentro.
En fin, que las niñas querían ser como Beckham hace veinte años y ahora todas gritan «quiero ser como Alexia», ya solo falta que no tengan un entorno que les frustre su sueño y que desaparezca toda machirulandia de la RFEF, de la prensa deportiva y del país, soy el rey del mambo, dice, soy el rey del mambo, insiste, pero las niñas quieren ser como Alexia.
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