Las responsabilidades de Vox
AUDIOCARTA DEL DIRECTOR ·
«En la formación verde cometen errores de bulto porque aún no parecen tener claro que, una vez acceden al Gobierno, su deber es con toda la sociedad»Lo de Vox incluyendo el logotipo de la Junta de Castilla y León en un vídeo del partido no tiene un pase. No creo que ... tenga mucho recorrido en la vía judicial, como espera Francisco Igea (Ciudadanos), que lo ha puesto en conocimiento de la Fiscalía, porque el contenido se eliminó rápidamente y es difícil determinar el daño real que haya podido causar. Tampoco lo tiene que el vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo, tratara de colarse como vicepresidente en la agenda pública de la EBAU a través del protocolo de la Universidad de Valladolid, siendo además Educación una cartera del PP, ni que, como plan b, dedicara parte de la mañana del martes a conversar con alumnos que iban a hacer esa prueba y montar luego un vídeo de propaganda para el que no sé hasta qué punto tenía todos los permisos de los estudiantes que salen en él. Seguro que muchos de ellos son menores de edad. El partido de Abascal tiene que aclararse con algunas cosas y desde luego tiene que reconocer y respetar ciertas fronteras. Cuando menos para no copiar tan pronto -otra vez, como con el manido gasto en altos cargos- lo peor de lo que reprocha a los partidos de toda la vida.
Hace poco más de un año, en una carta como esta pero titulada 'Partidos a lo suyo', criticaba algunas decisiones del PP y del PSOE relacionadas con la mezcla insana de los intereses partidistas y las obligaciones públicas que, con más frecuencia de la que quisiéramos, observamos los periodistas en el día a día de nuestros políticos. Critiqué la falta de transparencia en el recoloque de Pedro Viñarás, exgerente del PP, para un puesto del Grupo Popular en Las Cortes. También la recepción que le concedió el presidente Mañueco a la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, en la sede de la Junta de Castilla y León. O el papel que jugó el por entonces jefe de gabinete de Pedro Sánchez, Iván Redondo, en la campaña electoral de Salvador Illa en Cataluña.
En definitiva, criticaba el constante intercambio de papeles, «impúdico muchas veces, entre instituciones electas y partidarias». Son líneas finas, pero nítidas, que con hechos como los descritos se embrutecen progresivamente con consecuencias graves para ese equilibrio de contrapesos de poder tan necesario en democracia. Recordaba entonces la tesis de un catedrático de la Universidad de Bolonia, Piero Ignazi, sobre el asunto en cuestión: «Los partidos forman parte de un triángulo compuesto por el Estado, la sociedad y el propio partido. Ese triángulo se ha roto hoy día. Los partidos ya no están conectados con la sociedad: solo persiste su vínculo con el Estado».
Es evidente, pues, que el problema no es exclusivo de Vox. Se limita a repetirlo. Solo que en este caso la confusión puede acabar afectando a sus expectativas electorales antes de lo que sospechan. Sería interesante saber si, por ejemplo, el ridículo de la dimisión del director general de Empleo tiene efectos en las elecciones andaluzas. En la formación verde cometen errores de bulto porque aún no parecen tener claro que, una vez acceden al Gobierno, su deber es con toda la sociedad y, por tanto, se deben igual a sus votantes que a sus detractores. Lo que deben hacer es gestionar la cosa pública y los intereses generales, no aspiraciones demoscópicas. Así es que cometen errores como en el que se están aplicando por la crisis del cierre de Siro en varias localidades de la comunidad. El consejero de Industria, Veganzones, respondía en el Pleno de Las Cortes a una cuestión sobre el paro aludiendo al comunismo y a Pedro Sánchez. Tendría que saber que su respuesta la escucharon también 1.500 familias de trabajadores de Siro. Por pura estadística, en algunas de ellas incluso votaron a Vox. ¿Qué pensarían de su respuesta? ¿Que a Veganzones le preocupan sus empleos o el comunismo? Mañueco, mientras tanto, se dedicaba a tratar de arreglar el problema en el despacho.
Vox es socio minoritario del PP en el Gobierno de Castilla y León y tiene responsabilidades de gestión perfectamente tasadas. Ahora es el momento de que esas responsabilidades piloten sus prioridades. A todos los niveles. Si no, temo que entrarán en la misma dinámica efectista y autodestructiva que ya han experimentado otras fuerzas políticas de nuevo cuño no hace tanto.
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