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Fran Jiménez

El rapto de los bancos

La Platería en llamas ·

«Quién podía imaginar hace unos años que las sucursales bancarias acabarían desapareciendo»

Rafa Vega

Valladolid

Miércoles, 2 de diciembre 2020, 07:34

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Fui niño de ciudad, pero aún recuerdo la música producida por los trasiegos de leche fresca entre los cántaros que administraba la señora Celsa en ... su vaquería. Del tono grave, nacido en las profundidades de aquellos inmensos recipientes de zinc —y sin discontinuidad alguna—, el susurro alcanzaba los tonos más agudos cuando la espuma de la leche asomaba por el borde, poco antes de culminar su agitado itinerario ante nuestros ojos desde allí hasta el jarro medidor y de este a la lechera de dos litros que llevábamos para comprarla. Todo un concierto ejecutado con esmero y abnegación por doña Celsa, cuya actividad permanente en la vaquería se diluía de tal modo con su asueto que acaso jamás tuvo tiempo libre, ni vacaciones, ni vida privada; o que, de haberla tenido, se atuvo a cuidar vacas, ordeñarlas y repartir leche cadenciosa y amablemente entre todo su vecindario.

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