El principio del fin
Editorial ·
La llegada de la vacuna no significa que el virus se haya desvanecido, por lo que hay que mantener la guardia para superar la pandemiaDiez meses después de que el coronavirus irrumpiera con toda su virulencia en Europa, este domingo comenzó en España y en prácticamente toda la Unión ... Europea la vacunación contra la covid-19 mediante el fármaco fabricado por Pfizer. Tras esta partida adelantada que ha permitido el estreno del producto, a partir de hoy se producirán las entregas semanales, que en España serán de 350.000 dosis de media, hasta llegar a un total de 4,5 millones en doce semanas: eso permitirá inmunizar a 2,2 millones de personas en la primera etapa.
Es de suponer que pronto llegarán también las demás vacunas, en particular la de la farmacéutica norteamericana Moderna, que es más sencilla de aplicar porque el transporte no requiere tan bajas temperaturas. Si se cumplen estos pronósticos, en esos tres primeros meses del año podría vacunarse a la mayor parte de las personas de riesgo, que son, además de los sanitarios, las de mayor edad y las que presenten alguna patología añadida.
Estamos en presencia de un gran alarde científico, ya que la fabricación de un nuevo fármaco es habitualmente una tarea de varios años, y aquí se ha comenzado ya a aplicar una vacuna experimentada debidamente cuando no ha transcurrido ni siquiera un año desde las primeras muertes en Europa por el virus letal. Hemos de felicitarnos de que la tecnología mundial haya dado muestras de tan buena salud, ya que ello presagia un progreso material más rápido que lo esperado en el futuro.
Con todo, hay que mantener la prudencia porque el peligro no habrá desaparecido completamente hasta que la vacunación sea global, lo que puede tardar varios años, y la inmunización de rebaño en España y en Europa no se obtendrá hasta que el 60 o el 70% de las personas estén vacunadas. En consecuencia, ni pueden cesar las investigaciones para curar los efectos del virus, ni deben omitirse las actuales medidas de seguridad (mascarillas, ventilación, limpieza de manos, etc.). Máxime cuando hay razones para pensar que puede desencadenarse una tercera ola de contagios tras las fiestas navideñas.
Es el momento, en fin, de incitar a todos a la vacunación y de planear con meticulosidad un retorno a la normalidad con el menor coste en vidas posible, lo que requiere mantener contenida la curva de contagio y reducir paulatinamente la letalidad. Ello significa que la actividad debe recuperarse con cautela, puesto que cualquier descuido o retroceso doloso sería inadmisible.
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