Momentos difíciles
El avisador ·
Menos mal que en medio de todo este marasmo todavía hay una Greta –en este caso no la Thunberg, sino la Gerwig– que ha tenido el valor, en pleno mes de diciembre, de traer a las pantallas españolas una nueva versión de 'Mujercitas'No se puede empezar de una manera más rara un decenio. Empezando por Donald Trump, decidido al fin a traer a la vida real la ' ... Guerra de las Galaxias', con la creación de la pomposa Fuerza Espacial de los Estados Unidos de América. Continuando con Vladímir Putin, quien le ha respondido, como en los viejos tiempos, desplegando por la estratosfera sus misiles hipersónicos, capaces de superar cualquier escudo posible. Y terminando por las orillas del Pisuerga, donde los abejorros y los mosquitos, que son los únicos que de verdad creen en el cambio climático, se despliegan en invierno como si estuvieran en primavera. Todos en el lado oscuro de la fuerza.
Tampoco en el plano regional la cosa parece halagüeña. Visto lo que dan de sí la Constitución y los tribunales, el pleno del Ayuntamiento de León se ha decidido a aprobar una moción a favor de la autonomía de León frente a la común castellana y leonesa. Algo que podría hacer pensar a las fuerzas vivas de El Bierzo –Dios no lo quiera- en iniciar al fin esa campaña de liberación del yugo leonés mantenida en latencia durante tantos años.
Y qué decir de lo que sucede en el territorio nacional, eso que algunos todavía llaman España. Todos los ojos pendientes de la Junta Electoral Central, que deberá decidir el próximo viernes sobre las inhabilitaciones de los hermanos mayores de todos los secesionistas, los catalanes Torra y Junqueras. Y todo, quizás, al mismo tiempo que el propio proceso de investidura del presidente Sánchez. El mismo que ahora trata de romper el trocito que le quedaba de ADN social a ERC diciendo que no podrá hablar de subir el salario mínimo ni las pensiones de los españoles, ergo de los catalanes, si no hay Gobierno en Madrid. De tenerlo, no sería difícil que a los republicanos se les acabara rompiendo el corazón, con tanto poder en las manos y tan poca claridad en la cabeza. Una cosa de locos.
Así empieza un nuevo año. Un nuevo decenio. Ese de los veinte que en la pasada centuria se señaló como un conjunto de años felices. Todo lo feliz que se puede ser entre dos guerras mundiales. Y que en el siglo XXI no se parece a nada de lo que hayamos podido vivir. O soñar siquiera que vivíamos. Un tiempo líquido en el que todo se rompe, pero nada se termina de romper. Un espacio sin tiempo en el que el pasado se desvanece en aras de un presente vertiginoso. Y el presente se licua ante el sueño de un futuro de ciencia ficción. Por no quedarnos, ya ni nos queda París, tomado de manera permanente por los pelmazos de los 'chalecos amarillos'.
Menos mal que en medio de todo este marasmo todavía hay una Greta –en este caso no la Thunberg, sino la Gerwig– que ha tenido el valor, en pleno mes de diciembre, de traer a las pantallas españolas una nueva versión de 'Mujercitas'. Un manual maravilloso para sobrevivir a la posmodernidad. «La vida está llena de momentos difíciles –nos dice Louisa May Alcott en 'Mujercitas'– pero podemos soportarlos mejor si pedimos ayuda de la manera adecuada». Seguro que tiene razón Lo malo es que no en estos momentos no se me ocurre a quién.
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