Miau

El gato está vivo y muerto. En los campos cuánticos, todo lo que puede suceder, sucede. Pero, para comprenderlo bien, hay que ser político. ¿Pueden ocurrir dos cosas a la vez? Sí. ¿Se puede pactar y no pactar con Vox? Sí. ¿Y se puede formar un gobierno de coalición que no sea de coalición? Naturalmente. ¿Y es posible regenerarlo todo sin que nada cambie? Obviamente.

Nuestros políticos, en tiempos poselectorales, son gatitos de Schrödinger, pueden ser y no ser, decir simultáneamente Diego y digo. Partículas cuánticas que repugnan la intuición, que aparecen de la nada, que recorren todos los caminos posibles, pura energía orientada hacia el poder. Ciudadanos es el ejemplo perfecto, el asombroso electrón, el positrón, el gravitón, la materia, la antimateria… ¿Y lo del gobierno de cooperación del PSOE? ¿Qué les parece, qué será eso? Tan misterioso como la energía oscura que anula gravedad.

Pero llega un momento en el que hay que levantar la tapa de la caja y entonces se esfuma la indeterminación. Tenemos que averiguar si el gato está vivo o muerto, observar los gobiernos que surjan de los pactos y sus consecuencias. Las medias verdades -que son mentiras completas- no duran para siempre y el elector juzgará si algo ha cambiado con su voto -si es lo que deseaba- o todo continúa igual. Parece que la España autonómica y local no cambiará mucho con respecto a la de hace dos meses. En el gobierno central, tampoco. Cambios puntuales, más o menos anecdóticos. Y la entrada de Vox en el gobierno de las instituciones, eso sí. Los gatopardistas estarían orgullosos, parece que se ha cambiado todo para que todo permanezca igual. Dos elecciones. Miremos dentro de la caja después de estos experimentos electorales: ¿dirían ustedes que el gato está vivo o muerto? Misterios de la cuántica. De estos políticos.