Manneken Pis
El lucernario ·
«Descartada la vía del retrete privado, las calles amenazan con convertirse en meódromos públicos»
Mi abuelo siempre decía que todos los presos quieren libertad incluso cuando hablamos de las aguas menores. Es una necesidad fisiológica y, aunque el compás ... de espera depende de factores como la ingesta de líquidos o la capacidad de control sobre la vejiga, lo cierto es que hay momentos en los que la urgencia del desahogo aprieta casi tanto como las entrañas.
Los baños públicos están en peligro de extinción en Valladolid. Los tres urinarios de salón, que además no funcionan, tienen los días contados. El Ayuntamiento ha tenido la brillante idea de eliminarlos y así se ahorra el mantenimiento. El peatón tendrá ahora vía libre para pasear y, si le surge la necesidad, buscarse un refugio donde aliviar el aprieto. Los bares han sido hasta la pandemia lugares de recurso sencillo. La parada comienza con el café, con probados efectos diuréticos, y concluye con una visita al excusado. Descartada la vía del retrete privado, las calles amenazan con convertirse en meódromos públicos. Esa parada en boxes no cuesta 20 céntimos, sino 60 euritos.
No hacen falta urinarios sofisticados como los de Japón, transparentes hasta que se echa el cerrojo. Tampoco los ecológicos de París con vistas al Sena que transforman la micción en abono. Solo hace falta una red sencilla de tronos urbanos que evite que en la ciudad proliferen los Manneken Pis pucelanos.
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