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Igea y Mañueco, en los jardines del Colegio de la Asunción, sede de la Presidencia de la Junta. LETICIA PÉREZ-ICAL

La legislatura (casi) perdida

LA ESPITA ·

Cuando la pandemia lo ha puesto todo patas arriba, sonroja que el Gobierno de Castilla y León tenga la capacidad de iniciativa e impulso social al ralentí

J. I. Foces

Valladolid

Domingo, 16 de mayo 2021, 08:15

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Fotografía del ecuador político de la legislatura de Castilla y León en cuatro puntos. Primero, el ganador de las elecciones autonómicas de 2019, Luis Tudanca ... , secretario regional que no líder del PSOE, en modo 'virgencita que me quede como estoy', a la búsqueda de la renovación como cartel electoral que le garantice, como mínimo, otros 94.000 euros por año con cargo a los contribuyentes entre 2023 y 2027. Segundo, el Gobierno regional, formado por una coalición entre el PP y Ciudadanos, que tratan de dirigir un Alfonso Fernández Mañueco acosado por la dirección nacional de su partido, donde ni Pablo Casado ni Teodoro García Egea muestran signos de acercamiento, y un Francisco Igea que ve que se queda sin partido y empieza a llamar a la puerta del PP con el mismo método que el gran Gila descubrió a 'Jack el destripador', es decir, con indirectas: habría que hacer (sic) un gran acuerdo nacional entre PP y Ciudadanos... Mientras, ambos en la Junta de Castilla y León capean el temporal sanitario y económico como pueden y les dejan propios y ajenos. Tercero, una amalgama de partidos pequeños, alguno de los cuales se han descubierto esenciales para la gobernabilidad (léase Por Ávila). Y cuarto, una sociedad hastiada por la pandemia, con una estructura civil que muestra el motor gripado y síntomas evidentes de desconfianza en el impulso que pueda llegar de la clase política.

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