La jueza que le faltaba a Mañueco
LA ESPITA ·
Que haya sido necesario un auto judicial para que se ponga fecha al congreso provincial del PP de Salamanca lo dice todo del grado de desmadre que marca el día a día en la dirección regional popularD esde que el 23 de diciembre el PP votó en las Cortes de Castilla y León contra una ley del Gobierno de Mañueco, parecía ... imposible que pudiera darse mayor dislate en la acción política de un partido. Porque el voto en contra de la ley que permite aplicar en toda su extensión los Presupuestos de 2023, que sí habían sido respaldados unos minutos antes, parecía ya suficiente medida de lo que se viene viendo en el PP regional desde que Mañueco ganó sus primeras primarias en 2017: una falta de potencia y de acción coordinada que lleva a que la otrora imparable maquinaria de ganar elecciones muestre hoy su motor gripado. Y que, por tanto, se tomasen medidas para corregir ese errático rumbo.
Sabido es que en política quien ha efectuado determinado nombramiento es habitual que se abone al 'mantenerla y no enmendarla'. Basta con mirar al PSOE de Castilla y León: ahí tienen a Luis Tudanca, secretario general, que no líder, y prototipo de perdedor (de gobierno, de moción de censura y de elecciones) y pese a ello, en un comodísimo escaño de a casi 100.000 euros el año. 100.000 euros al año por perder. ¿Quién va a molestarse en ganar unas elecciones y demostrar que otra forma de gobernar es posible si perdiendo te gratifican con un puesto de poco trabajo (algunas semanas, nulo) y suculenta remuneración?
Pero, claro, si eso pasa en el partido del Gobierno regional, la sorpresa es todavía mayor. Por muchas canas que se peinen, esas situaciones siguen alarmando. Ahí tienen al mismísimo presidente del PP regional y de la Junta de Castilla y León. Sus dos máximas personas de confianza en el grupo parlamentario, el portavoz, Raúl de la Hoz (mofa de propios y ajenos desde que los de Por Ávila lo bautizaron como 'Guapo de Discoteca') y su adjunto, el único consejero caído del primer Gobierno del presidente salmantino, el burgalés Ángel Ibáñez, también en comodísimos escaños, de escasísimo trabajo (no va a ser Tudanca el único con semejante bicoca) y suculentísimo salario, también de a casi 100.00 euros al año, como los artífices del más vergonzoso episodio vivido en las Cortes: hacer que los procuradores del PP votasen en contra de una ley de Mañueco. Y no les pasa nada. Ni les pasará. Ni una colleja. Además, viven como mérito el hecho de que en la vergüenza no estuvieran solos: como arrastraron en el error a Carlos Menéndez, portavoz de Vox, y al resto de parlamentarios que apoyan a Juan García-Gallardo, vicepresidente de la Junta y presidente de facto del sector Vox en el Ejecutivo de Castilla y León, pues en el PP aquí paz y después gloria. 'Venga, poned más atención la próxima vez, chicos'.
A la vuelta de vacaciones estalló el conflicto que ha dado la vuelta a Europa a cuenta de la normativa regional vinculada al aborto y que, es de sobra conocido, ha regalado a la izquierda, con Pedro Sánchez a la cabeza, una munición electoral impensable contra Alberto Núñez Feijóo y la derecha al provocar una impagable movilización en el siempre aletargado espectro de la izquierda-izquierda. Buena parte de los candidatos de izquierda en las próximas municipales tienen ya un argumento de oro para decirle a sus votantes que si no quieren ver en su ciudad una entente como la del PP y Vox en la Junta, ya saben que han de ir a las urnas el 28 de mayo. Y así, pasan la vergüenza de la indecente ley del 'solo sí es sí' que saca violadores y abusadores a la calle.
¿Era poco todo esto para mostrar que el PP regional empieza a padecer síntomas de parecerse a la Casa de Tócame Roque? Pues, sí, era poco. Esta semana la jueza de Instrucción 5 de Salamanca, Raquel Pérez, ha ordenado que en un máximo de 45 días se convoque el congreso provincial del PP charro. Una jueza ordenando a un partido que cumpla sus propios estatutos. ¿Cabe mayor desautorización a un dirigente político? Solo una acción hija del desmadre puede motivar que lo que es la tarea diaria de un partido, con los plazos, más o menos elásticos, de convocatorias de congresos y demás historias que organizan, quede intervenida por una jueza. En la provincia del presidente regional del PP y de la Junta. ¿Cabe mayor desautorización a Mañueco? Además, llueve sobre mojado porque el PP de Salamanca está imputado (como su expresidente y su gerente) en la investigación sobre las primarias regionales de 2017 en esa provincia.
Ese auto judicial ordenando el congreso del PP de Salamanca es lo que le faltaba a Alfonso Fernández Mañueco en este mes y medio 'horribilis' que lleva desde que sus dos hombres de confianza le votaron una ley en contra y su número dos en la Junta le montó el lío del aborto. De los líos a mostrar falta de autoridad hay una finísima línea. Cruzarla es muy fácil. De hecho, es imposible mirar estas semanas al presidente regional sin pensar que empiezan a desbordarle los acontecimientos. Feijóo y su gente están tomando nota. Y lo están dando a conocer.
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