Supervivencia biológica

Cuando el espíritu y el estómago están vacíos y el corazón seco, el interés por la vida se confunde peligrosamente con el mínimo esfuerzo por la supervivencia. Sin motivos personales, los humanos vivimos a niveles casi vegetativos. Fortaleza para vivir. Si fuera verdad que toda guerra se ha perdido, se ganó para siempre la unión de los viejos guerreros, que luchan por el futuro en la suave libertad del crepúsculo.

Las condiciones más extremas de supervivencia no tienen límite, siempre es posible encontrarse peor, siempre es posible soportar un poco más, esta es la terrible realidad, la capacidad humana de sufrimiento tiene un límite aleatorio, especialmente la mental, pues la física es obligada reacción de autodefensa mientras que la mental es una rendición de la dignidad.

La necesidad de supervivencia biológica, es y será, la última posibilidad de que la especie racional no se autodestruya. Las ideologías, sean las que fueren, ya no pueden, ni saben resolver los problemas humanos. Ningún humanismo vale ya, todos engañan al humano con bellas palabras vacías. Reaccionaremos pero entre grandes dificultades y una lentitud exasperante.

Perdido el pulso de la nación queda una serenidad amorfa, un frágil equilibrio de supervivencia necesario, y carente de todo interés.