Fe y negocio
«La no actualización temporal del pensamiento y de la cultura perdida por Occidente, nos conduce a refugiarnos en prejuicios de tipo religioso, fanatismos sectarios y mercaderías de la miseria»
La religión puede conducir al Apocalipsis, y éste sólo conduce al Holocausto, a la destrucción masiva. La religión del odio tiene su propia iglesia y ... sus dogmas inconmovibles. Vivimos el dogma de la venganza enmascarado en la iglesia de un mandato divino.
La oferta y la demanda, así se declina la religión de nuestro tiempo, la fe en el dios economicista es el verdadero laicismo actual, el artificio de una inteligencia que deifica la imagen del poder económico de los imperios y de las naciones, y que esconde el amor al dinero en un supuesto mandato de un supuesto dios a su supuesto pueblo elegido. La religión y el poder económico y social no son hoy conceptos tan dispares. Ambos prometen un mundo mejor a cambio de dosis ingentes de fe en los amos del mundo.
Un lustre de vida profana que se baña en oscura santidad. Las religiones prometen mundos absolutos y ofrecen incertidumbres. Con todo, el vacío racional y escéptico, tampoco es una oferta definitiva, sino una complicidad cobarde e interesada con los designios de los imperios económicos.
La no actualización temporal del pensamiento y de la cultura perdida por Occidente, nos conduce a refugiarnos en prejuicios de tipo religioso, fanatismos sectarios y mercaderías de la miseria. El juicio de la razón no descarta reflexiones animistas pero deben nacer apegadas a la vida, no a la muerte, a la realidad de los hechos de la igualdad, a las necesidades humanas sustentadas en el respeto a la naturaleza.
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