Españolas inocentes en la cárcel inglesa
«Rompiendo una vez más los términos del tratado del brexit, las autoridades británicas están deteniendo a ciudadanos de la UE al llegar a los aeropuertos»
El jueves pasado, el periódico inglés The Guardian publicó una historia sobre el último juego sucio del gobierno de Boris Johnson. Rompiendo una vez más ... los términos del tratado del brexit, las autoridades británicas están deteniendo a ciudadanos de la Unión de Europa, (incluyendo españoles), al llegar a los aeropuertos y metiéndoles en la cárcel durante unas noches antes de mandarles a casa, (o a México, en el caso de una desesperada inocente de la República Checa).
Según el Acuerdo de Retirada, (como se llama el tratado en el nuevo carné de identidad que he tenido que sacar por no ser ya de la UE), los europeos tienen derecho a viajar al Reino Unido sin una visa, si es para hacer una entrevista de trabajo. Pero, en las últimas dos semanas, y en contra de las normas, la UK Border Force (la policía de frontera británica) ha detenido a jóvenes comunitarios para enviarles a un Detención Centre, una especie de cárcel donde mandan a refugiados e inmigrantes que han clasificado como ilegales, sin antes juzgarles en un tribunal. Entre las víctimas de ese nuevo sistema está la checa mencionada antes y dos españolas, una procedente del País Vasco y la otra de Valencia.
En Gatwick, cuando la policía contó a la valenciana que iban a expulsarla, ella sugirió que la dejasen comprar un billete para regresar a España en el acto, pero insistieron en mandarla a un centro a dos horas del aeropuerto, donde tuvo que compartir una celda con otras en la misma situación durante tres días. Ya la han dejado salir, pero se han quedado con su pasaporte, y la han obligado a hacer cuarentena en la casa de una hermana, que vive en Londres, hasta el 17 de mayo porque en la celda había un brote de covid. Alucinante.
Nadie sabe si esta deprimente historia forma parte de un plan maquiavélico de Downing Street para provocar una bronca con la Comunidad, con el fin de echar la culpa por el desastre económico del brexit, o es simplemente una muestra más de la ineptitud del payaso peligroso que manda el país.
Menos mal que hay esperanza…
Hace poco, en la ciudad escocesa de Glasgow, agentes de inmigración llegaron sin aviso de madrugada a la casa de un musulmán afgano, para deportarle. Durante doce horas, centenares de sus indignados vecinos, esos tipos rubios que abundan allí, rodearon la furgoneta en la que le habían metido, gritando «¡Dejadle en paz!» y «¡Los refugiados son bienvenidos!», obligando por fin a la policía a soltarle. Pues, ¡Viva Escocia!
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