Momento decisivo
El desenlace a la investidura del presidente de la Generalitat y las elecciones europeas condicionarán el mandato de Sánchez
El holgado triunfo del PSC, unido al revés del independentismo al perder la mayoría de la que ha gozado durante los últimos 40 años, ofrece ... argumentos a Pedro Sánchez para defender su relato del «reencuentro» en Cataluña, cuya máxima expresión es la polémica amnistía, y le permite afrontar en mejores condiciones las elecciones europeas del 9 de junio. De todas formas, para que el éxito de los socialistas tenga efectos reales deberá materializarse en la investidura de Salvador Illa como presidente de la Generalitat. Una opción a expensas de la digestión que haga ERC de su descalabro en las urnas y que, en función de cómo se resuelva, incidirá también en el futuro del Gobierno central, cuya mayoría parlamentaria depende de unos republicanos en shock y de un Carles Puigdemont que se comporta como si se negase a asumir que una ciudadanía cansada del 'procés' ha dado la espalda al secesionismo y reivindicado un cambio.
No son previsibles acercamientos entre los partidos antes del 9-J, cuya campaña servirá más bien para escenificar diferencias. Sin ser interpretable exactamente como una segunda vuelta de los comicios generales de hace un año, esa convocatoria servirá de termómetro para medir el pulso político del país tras la agitación desatada por la amnistía y el insólito amago de retirada de Sánchez. Si el presidente sale bien parado de ella, se verá reforzado para plantar cara a la implícita amenaza del prófugo de la Justicia de provocar su caída si no es repuesto al frente del Govern, para lo que necesita una muy improbable complicidad de Esquerra y del PSC. Pero aunque sufra una clara derrota en las europeas, siempre le quedará la baza, en el supuesto de que uno de esos socios amague con la ruptura por el desencale del 12-M, de disolver las Cortes Generales y presentarse ante el electorado con el ropaje de un líder que no cede ante los independentistas, pese a su reciente historial. Contorsiones tan extrañas o aún más le han salido bien ante una oposición desnortada y propensa a cometer errores.
Cataluña necesita un Govern estable que deje atrás un largo periodo de estéril conflicto y se vuelque en las auténticas prioridades de su población. La misma estabilidad que precisa Sánchez para su Ejecutivo, dependiente de los votos de Junts y ERC. Armonizar ambos objetivos requiere un complejo encaje de bolillos que pondrá a prueba una vez más la capacidad de resistencia del presidente, ya sea con o sin unos nuevos comicios autonómicos y nacionales por medio.
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