Excelencia en la derrota
El brillante conjunto de futbolistas que ha dirigido una Tomé en condiciones de reivindicarse pese a la derrota se ha erigido estos años en símbolo de la igualdad en el deporte
España perdió ayer la final de la Eurocopa femenina de la manera más dolorosa posible. Y no por el tópico de que los penaltis sean ... una lotería, dado que también forma parte del arte del fútbol exhibir la habilidad y el temple de acertar con ellos en el trance decisivo. Pero las jugadoras de Montse Tomé y ella misma tienen razones para la decepción porque han desplegado un juego deslumbrante. Un juego que ha vuelto a conectar a la afición con una selección cuajada de talento que, tras coronarse en el Mundial y la Liga de Naciones, había podido encarar el torneo europeo liberada de la convulsión provocada por el intolerable beso de Luis Rubiales, ya condenado judicialmente, a Jenni Hermoso.
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El brillante conjunto de futbolistas que ha dirigido una Tomé en condiciones de reivindicarse pese a la derrota se ha erigido estos años en símbolo de la igualdad en el deporte y de la concienciación contra el machismo en cualquier ámbito de la vida. Todas ellas, como tantas otras que fueron pioneras y referente, se han ganado el derecho a que llegue un momento en que lo que hagan represente, ni más ni menos, que el fruto de un trabajo bien hecho. Lo que incluye permitirse poder perder incluso siendo excelentes.
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