Un sin vivir
«Hay un aroma de fin de ciclo, un paisaje desolado en medio del cual los ministros solo pueden chapotear intentando salvar la cara sin poder ejercer la acción de gobierno por falta de apoyos y, también, por ausencia de iniciativas»
Convengamos en que debe de resultar altamente estresante gobernar (o intentar hacerlo), enfrentándote cada mañana a las portadas de los diarios y a los informativos ... de radio y televisión. El suspense en estos tiempos está garantizado: ¿Qué nuevos audios de Leire, 'la fontanera', se habrán hecho públicos? ¿Qué actuaciones judiciales comprometerán las trayectorias de altos cargos del partido o del Gobierno? ¿Qué enésimo ultimátum llegará desde Waterloo? ¿Qué whatsapps podrán en evidencia las miserias internas? ¿Cómo explicar la metedura de pata de la bomba lapa? Esto es un no vivir gubernamental, una desazón constante en forma de explosiones cuyas ondas alcanzan a las más altas instancias del Partido Socialista y a muy principales representantes de las instituciones.
El clima empieza a resultar irrespirable y, para los que tengan memoria, recuerda a aquel ominoso periodo de los años noventa que precedió a la salida del poder de Felipe González. Hay un aroma de fin de ciclo, un paisaje desolado en medio del cual los ministros solo pueden chapotear intentando salvar la cara sin poder ejercer la acción de gobierno por falta de apoyos y, también, por ausencia de iniciativas. Bastante tienen con hacer de bomberos, achicando agua cada jornada y recurriendo a falsillas manidas cada vez menos eficaces, ya saben: desinformación, bulos, maniobras de la-derecha-y-la-extrema-derecha, fango, filtraciones interesadas difundidas por los pseudo medios y los tabloides digitales… En fin, una caterva de argumentos absurdos y falaces que una vez funcionaron y cada vez calan menos en una opinión publica que, como decía aquel personaje de Carlos Arniches, no sale de su 'apoteosis' al conocer modos de proceder turbios y rayanos en los límites de la ley.
¿Cómo explicar que una fontanera que trabaja en Ferraz es solo una militante más? ¿De qué manera se puede justificar que la tal Leire fuera ofreciendo vídeos de carácter sexual a los medios de comunicación para desacreditar a un fiscal? ¿En qué cabeza cabe que esta señora diga que ejercía como periodista cuando se le escucha claramente ofrecer a sus interlocutores contactos directos con la Fiscalía y la Abogacía del Estado. ¿Por qué nos toman por tontos, nos tratan como a estólidos y pretenden engañarnos todo el rato sin respeto a nuestra capacidad intelectual? En esto se ha convertido la política de este bendito país en los tiempos convulsos y confusos que vivimos. Tenemos, clara y objetivamente, la peor clase política de la democracia y, en consecuencia, los que trabajan en las cloacas responden también a ese estilo zafio y desacomplejado propio de los que creen tener la razón mientras califican abiertamente de fascistas a quienes osan criticarlos.
Es probable que la cosa continúe y sigamos conociendo episodios que serán el testimonio de la descomposición de una etapa que comenzó con una moción de censura defendida, en nombre de la lucha contra la corrupción, por el honesto y muy escrupuloso demócrata José Luis Ábalos. En nombre de aquel progresismo él se sentó en el Consejo de Ministros, abrió las puertas de su departamento a Víctor de Aldama, dotó de todo el poder al inefable Koldo y colocó, con nuestros impuestos, a sus amantes en empresas públicas. Tal es la crónica del sanchismo, el relato de un tiempo y de un país que merecería tener unos Presupuestos Generales aprobados, una acción de gobierno cumplida y una ejemplaridad que hoy, la verdad, no se ve por ningún lado. Y mientras todo esto ocurre, los paniaguados aplauden arrobados al presidente del mismo modo que la orquesta tocaba mientras el Titanic se sumergía, lenta e inexorablemente, en las profundidades del océano.
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