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Estaremos de acuerdo en que 'Mediterráneo' es, por múltiples razones, el álbum más icónico de la música de este país. Joan Manuel Serrat, en 1971, ... era un joven artista que aún no había cumplido treinta años y ya tenía un éxito acreditado con sus canciones. Durante algunas semanas se recluyó en la localidad costera de Calella de Palafrugell y allí, en la segunda planta de un pequeño hotel hoy desaparecido, compuso la que sería la obra más importante de su discografía. Décadas después, concretamente en 2018, el Nano decidió recordar aquella obra y organizó una gira denominada 'Mediterráneo da capo' en la que volvió a cantar el disco, de la primera a la última canción, en los escenarios de toda España.
La idea era conmemorar los cincuenta años de su lanzamiento, pero Serrat no quiso esperar a 2021, fecha en la que se cumplía tal efeméride, y explicaba con humor en sus conciertos que cómo no sabía lo que le podía pasar en ese tiempo futuro, había decidido adelantar la celebración para asegurarla, no fuera a ser que el destino le jugara una mala pasada. Así, el cincuentenario de 'Mediterráneo' se conmemoró tres años antes por aquello de los posibles vaivenes traicioneros de ese futuro que ignoramos.
La misma idea parece haber tenido nuestro presidente del Gobierno a la hora de poner en marcha esa «inundación de actos» de todo tipo que bajo el nombre genérico de 'España en libertad' hace coincidir con los cincuenta años, aun no cumplidos, de la muerte de Franco, ese hombre. Les confieso que estoy entre perplejo y sorprendido porque no alcanzo a entender qué conmemoramos. Hace medio siglo, tal día como hoy, el dictador estaba instalado tranquilamente en El Pardo y el país era una dictadura en toda regla. Franco podía convocar, y convocaba, concentraciones en la Plaza de Oriente y a su sanguinario instinto aun le quedaba decisión para firmar los últimos fusilamientos que se perpetraron dos meses antes de su fallecimiento en la cama.
Así, pues, de España en libertad nada de nada. Cincuenta años atrás este país era una autocracia de libro y hubo que esperar al 20 de noviembre para conocer la noticia de la muerte del Generalísimo tras una ascitis, varios fallos multiorgánicos y la escatología de sus «heces en melena». Fue un final poco heroico para la lucha antifranquista porque el dictador falleció rodeado de cables en el hospital de La Paz de Madrid y el franquismo terminó por causas biológicas y no por la presión de los luchadores por la libertad.
Es más, tras su desaparición, y con Juan Carlos I ya entronizado como Rey, el presidente del Gobierno continuó siendo Carlos Arias Navarro, uno de los más conspicuos franquistas de nuestra historia.
Ocurre que Pedro Sánchez, como Serrat, pero por razones distintas, no ha querido esperar a 2027, que coincidiría con la celebración de las primeras elecciones libres, y mucho menos a 2028, cuando se cumplirá medio siglo de la aprobación de la Constitución que asentó definitivamente la democracia. Ante el hecho de no saber dónde estará entonces ha decidido tirar por la calle del medio y organizar estos fastos ahora que ocupa la Moncloa. Un ejercicio de puro oportunismo porque en 1975 Marcelino Camacho, entre otros, estaba en la cárcel y la libertad brillaba por su ausencia. Entonces: ¿a qué viene todo esto?, ¿qué se conmemora exactamente? Las fechas son las fechas y las efemérides tienen su calendario, algo que, obviamente, no ocurre en este caso plagado de demagogia y aprovechamiento personal de la memoria.
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