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Cae una red que explotaba sexualmente a transexuales en Palma y Barcelona

Cae una red que explotaba sexualmente a transexuales en Palma y Barcelona

Captaban con engaños a sus víctimas en certámenes de 'Miss Trans' celebrados en Venezuela

COLPISA

Madrid

Lunes, 14 de agosto 2017, 12:17

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La Policía Nacional ha desarticulado un entramado que explotaba sexualmente a transexuales en Palma y Barcelona. Las víctimas eran captadas con engaños por la responsable de la organización en certámenes 'Miss Trans' celebrados en Venezuela.

Los detenidos financiaban los implantes de pechos así como todos los gastos del viaje y les aseguraban unas condiciones de vida en nuestro país que cambiaban a su llegada a España. Una vez aquí les retiraban la documentación y forzaban bajo amenazas a ejercer la prostitución para saldar una deuda de 15.000 euros. Los agentes han detenido a 14 personas y han liberado a 24 víctimas que vivían alojadas en pisos en condiciones infrahumanas y debían permanecer disponibles para sus explotadores las 24 horas del día para atender a los clientes a los que, además, ofrecían diferentes tipos de drogas.

Las investigaciones policiales, permitieron a los agentes establecer la estructura del entramando criminal. Se trataba de dos redes, ubicadas en Barcelona y Mallorca, dedicadas a la explotación sexual de transexuales cedidos por un tercer grupo que previamente había captado a las víctimas en Venezuela y las introducía ilegalmente en España.

Para nutrirse de un perfil concreto, la líder de la organización captaba a sus víctimas en certámenes de “Miss Trans” y concursos similares a los que era asidua, donde ofrecía a jóvenes transexuales y homosexuales la posibilidad de venir a España. Para convencerlas, la líder les mostraba las propiedades que poseía en nuestro país y les prometía gran prosperidad económica para ganarse su confianza.

Una deuda de 15.000 euros

A pesar de que las víctimas eran conocedoras de que venían a España para ejercer la prostitución, las condiciones acordadas en Venezuela diferían de lo que luego se encontraron al llegar a nuestro país. Una vez en Barcelona, eran recibidas por la líder de la organización y otros miembros del grupo, momento en el que por primera vez se les informaba de que la deuda contraída con ellos ascendía a los 15.000 euros y se les retiraba la documentación. Desde el primer día debían prostituirse tanto en la calle como en pisos y eran obligadas a hacer efectiva la entrega de dinero de manera periódica. Además eran frecuentemente castigadas con multas lo que hacía aumentar la deuda inicial con la organización.

Uno de los grupos que conformaban el entramado, dirigido por un ciudadano italiano y otro español, explotaba a sus víctimas en un piso de Barcelona. Los cuatro encargados del local, bajo las órdenes de ambos, controlaban la explotación sexual, así como el cobro o las salidas cuando los servicios eran fuera del piso. Además participaban directamente en la promoción y el consumo de fármacos -viagra y similares- y de sustancias estupefacientes entre los clientes. Entre los distintos roles de los miembros de la organización los agentes destacan la figura del “taxista” o persona de confianza, cuya tarea consistía en trasladar a las víctimas a hoteles o domicilios solicitados por la clientela, facilitando el pago de los servicios con tarjeta a través de un TPV.

Según las estimaciones policiales, cada una de sus víctimas generaba unos beneficios de 4.000 euros mensuales a sus proxenetas. Con el resto de dinero debían pagar la deuda contraída con la organización que las trajo a España, las multas que una y otra las iban imponiendo y demás gastos, con lo que apenas tenían dinero suficiente para vivir, lo que las obligaba a mantenerse en esa situación de explotación.

Condiciones infrahumanas

La tercera red, situada en Palma de Mallorca, se dedicaba a la explotación de transexuales en un piso donde al menos dos encargados controlaban los servicios. Era dirigida por un transexual en cuya casa también se suministraban estupefacientes, fármacos y drogas de abuso. Una vez obtenido el dinero de las víctimas éste era ingresado en las cuentas bancarias de la líder de la organización.

Los investigadores han podido constatar las condiciones en las que las víctimas vivían en los pisos, prácticamente hacinadas en habitaciones deterioradas e insalubres. En ellas debían permanecer 24 horas al día a la espera de avisos para atender a los clientes. Las habitaciones estaban llenas de literas, sin apenas espacios para caminar entre ellas, suciedad, basura y humedades en paredes, un espacio que contrastaban con el lugar destinado a la explotación sexual, mucho más cuidado. La Policía Nacional estima que las ganancias de los investigados por esta red superaban el millón de euros en cinco años.

Por otro lado además de estas condiciones y la explotación de las víctimas se fomentaba el consumo de drogas, lo que proporcionaba a los miembros de la organización un triple beneficio. De un lado con la venta directa de las sustancias y por otro, el consumo de los clientes generaba mayor desenfreno sexual, con lo que en pocas horas desembolsaban cientos de euros.

En los registros practicados por los agentes en Barcelona y Mallorca se han intervenido más de 3.000 euros en efectivo, sustancias estupefacientes, drogas de abuso y fármacos de diversas marcas, instrumentos para la elaboración de dosis de drogas, así como valiosa documentación y efectos informáticos cuyo contenido está siendo analizado por expertos.

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