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El Gobierno guarda un mínimo de prudencia a la espera de constatar qué línea sigue el papado de León XIV, pero no oculta su ... optimismo. El ministro de Presidencia, Félix Bolaños, ya expresó tras la muerte del Papa Francisco su deseo de que los cardenales electores optaran por un perfil continuista con el discurso «renovador y reformista» del primer pontífice jesuita de la historia frente a la involución o el frenazo en seco pretendido por sus muchos detractores. Y lo que hasta ahora se conoce de Robert Prevost apunta a que, pese a poseer un carácter muy distinto del de Jorge Bergoglio, esos deseos se han cumplido.
Pedro Sánchez se limitó el jueves, a través de su cuenta en la red social ‘X’, a dar la «enhorabuena» a la Iglesia por la elección de un nuevo líder y a expresar su voluntad de que el pontificado que ahora comienza «contribuya a fortalecer el diálogo y la defensa de los derechos humanos en un mundo que necesita esperanza y unidad». Pero Bolaños valoró este viernes que, en sus primeras palabras ante la multitud congregada en la plaza de San Pedro del Vaticano, León XIV mostrara «con mucha claridad» cuál es el camino que pretende recorrer y que exhibiera su «respeto y absoluta lealtad» al legado de su antecesor.
«Creo que, como todo en la vida, la biografía también es ideología y que tengamos un Papa que ha sido misionero en Perú, que nació en Estados Unidos pero decidió irse a una de las zonas más pobres de Iberoamérica a trabajar como misionero durante muchos años de su vida, nos dice algo de la persona que es», celebró el ministro. En todo caso, convino en que quizá sea aún «pronto» para hacer una valoración y dar nada por sentado.
El Gobierno asume que Bergoglio –tan apreciado por buena parte de la izquierda como vilipendiado por cierta derecha («tiene afinidad por los comunistas asesinos», llegó a decir de él el presidente argentino, Javier Milei)– fue un Papa «poco convencional» y con una personalidad «irrepetible». El nuevo pontífice ha dado muestras ya, con la sola elección de su atuendo, de pretender adoptar una actitud más conciliadora con los sectores más conservadores de la Iglesia. Pero aun así, al Ejecutivo le gusta lo que ve y lo que le llega.
La percepción en Moncloa, por sus contactos en la Iglesia, es que León XIV no hará grandes cambios en los dicasterios y que incluso podría mantener al cardenal Pietro Parolin como secretario de Estado de la Santa Sede. Tampoco oculta cierta esperanza en que su labor pueda tener una influencia positiva en el convulso panorama internacional en medio del golpe dado por Donald Trump al tablero político tras su vuelta a la Casa Blanca. «Algo de ascendencia -dijo el jueves Bolaños- deberá tener en su país de origen». Yolanda Díaz, que cultivó enormemente la relación con el Papa Francisco, se mostró aún más entusiasta y tildó la designación de Prevost como «una magnífica noticia para la humanidad».
En el Ministerio de la Presidencia, el que se encarga de las relaciones con la Iglesia, confían, según dijo Bolaños, en «seguir colaborando, trabajando y dialogando para poder llegar a acuerdos en los asuntos que son de interés compartido». El tema más espinoso de los pendientes, tras haber acordado una nueva fiscalidad, es la fijación de un régimen de indemnizaciones para las víctimas de abusos sexuales.
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