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El incendio de un taxi con un sistema de fuel y GLP como combustible en Valladolid permitió comprobar de nuevo que el automóvil se quemó pero no estalló.
Por qué los coches a gas nunca explotan

Por qué los coches a gas nunca explotan

Contra lo que pueda parecer, los vehículos que tienen un depósito de GLP se pueden quemar, pero los sistemas de seguridad que poseen evitan que estalle

Santiago de Garnica

Domingo, 4 de diciembre 2016, 07:57

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El incendio de un taxi de gas, un Skoda Octavia con sistema bifuel (gasolina/gas) de origen, en la calle del Monasterio del Paular de Valladolid el pasado 27 de noviembre, abre la puerta para analizar el tema de la seguridad en los vehículos de gas. Dejando a un lado el origen de este incendio, que en principio nada tiene que ver con el sistema de combustión del vehículo, estudiemos las reacciones de este tipo de vehículos en dos casos: accidente e incendio.

La palabra gas para muchos es sinónimo de riesgo y esto sumado al hecho de transportar el GLP en un automóvil puede hacer preguntarse qué sucedería en caso de accidente. ¿Hasta qué punto será seguro un coche con gas en caso de accidente? Y ¿qué ocurrirá si se incendiase?

Pues para ello nada mejor que analizar una prueba al límite (en realidad dos: una de choque y otra de incendio) llevadas a cabo por varios organismos y asociaciones de conductores, entre ellas el Real Automóvil Club de España. Y lo hicieron no con un coche nuevo sino buscando que el fabricante de los sistemas, así como el modelo y la antigüedad del vehículo, fuesen representativos de una conversión típica. Para ello se eligió un Opel Astra Enjoy Caravan de ocasión, cuya primera matriculación fue en diciembre de 2004, con un kilometraje aproximado de 89.000 km, reequipado con un sistema de gas. A este vehículo se le hizo chocar a 60 km/h con un 70% de superposición contra un Astra de gas estacionado. Se hizo así porque este es el caso más típico en las colisiones traseras: por ejemplo, en la parte final de un atasco cuando el conductor del vehículo impactante intenta tardíamente girar hacia la izquierda.

En esta disposición de prueba, el carril derecho del Kadett apuntó más o menos hacia el centro de la parte posterior del Astra estacionado. Esta sección de la parte trasera del vehículo es relativamente blanda y los carriles laterales del chasis pasan a ambos lados del alojamiento de la rueda de recambio. También está en esta sección el depósito de gas reequipado, que absorbería una gran cantidad de la energía de choque de la prueba.

A primera vista, la deformación en la parte trasera del Astra parecía relativamente insignificante. Uno de los factores responsables fue la rigidez extraordinaria que el depósito de gas en el alojamiento de la rueda de recambio confiere a la estructura trasera. El depósito transfiere la carga del impacto a la estructura delantera de la cabina y no sufre ninguna deformación en sí.

Con una inspección más precisa se observó un alabeo pronunciado en la columna C izquierda y todo el lado izquierdo del vehículo había resultado afectado ligeramente, dando lugar a que los huelgos en el panel de la carrocería se redujeran a cero y el portón trasero se atascara impidiendo la apertura manual. La medición posterior al choque reveló que el lado izquierdo del maletero del Astra se había movido unos 35 mm hacia delante. Además, la parte trasera se hundió unos 3,5°. En síntesis y tras la prueba de choque se comprobó que el depósito de gas no había resultado afectado por las cargas de choque. El depósito, incluidos los soportes y el sistema de tubos de alimentación, había resistido intacto la prueba y no representaba ningún riesgo adicional.

Prueba de incendio

La segunda prueba estaba relacionada con el fuego. El incendio de vehículos es una incidencia relativamente rara, pero sus efectos pueden ser devastadores. La prueba de incendio efectuada después de la prueba de choque buscaba demostrar si los dispositivos de protección obligatorios eran suficientes y si funcionaban incluso después de una colisión.

Antes de la prueba, el depósito de gas se cargó con gas hasta que la válvula de cierre interrumpió el proceso (depósito lleno con gas hasta el 80 % de su capacidad). A continuación, se colocaron debajo del vehículo bandejas llenas de gasolina, que se incendiaron.

Esta prueba reproducía un escenario en el que se había derramado gasolina sobre la calzada y que ardía bajo el coche provisto de gas. La prueba reveló que, incluso si el incendio se produce directamente debajo del depósito de gas, la válvula de alivio de presión se abre sólo cuando las llamas hayan envuelto al vehículo por completo. El depósito de gas resistió intacto la prueba. Al dejar salir el gas y quemarlo instantáneamente, la válvula de alivio de presión evitó el estallido del depósito sometido a un aumento de la presión interna.

El depósito en ningún caso explotó, ya que los dispositivos de protección obligatorios garantizaban la combustión controlada del gas en el depósito durante un período de 6 minutos aproximadamente, al igual que ha ocurrido en el incendio del taxi que nos sirve de punto de partida de este comentario.

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