Estafa a dos comercios de Gijón haciéndose pasar por un empresario chacinero de El Bierzo

Un individuo de unos sesenta años simula ser un adinerado y exitoso empresario chacinero de El Bierzo que desembarca en Gijón con su negocio y para ponerlo en marcha precisa mobiliario, objetos de arte y decoración y distintos servicios en los que invertirá cantidades ingentes de dinero.

Por el momento hay constancia de dos comercios afectados en Gijón. En ambos casos, tras varias horas de conversaciones para ganarse la confianza de las víctimas, consiguió llevarse dinero en efectivo: un botín de 150 euros -50 en un establecimiento y 100 en el otro-, una estafa de escaso valor teniendo en cuenta la pomposidad con la que adorna su plan, en el que empleó hasta dos días, según publica El Comercio.

Podría haber más comerciantes perjudicados por este hombre que dice llamarse José Martín, viste de forma impoluta y muestra una corrección en los modales dignos del gran estafador Charles Ponzi. «Entró en la tienda el miércoles por la tarde, muy educado, muy bien vestido y con un discurso muy aprendido que así en principio no dejaba lugar a dudas. Explicó que había comprado una nave industrial y un piso, que tenía negocios de chacinas en León, que su madre era de Tineo y que había decidido expandir el negocio en Gijón porque siempre le había gustado mucho Asturias y que venía a hacerle competencia al Rey del Jamón. Nos engañó con que íbamos a hacer un gran negocio», relata una de las perjudicadas.

«Nos extraña tanta parafernalia para acabar llevándose solo 150 euros»

«En mi caso me dijo que nos iba a traer varias obras para enmarcar y que además quería comprar arte, que estaba muy interesado en determinados pintores y que vendría al día siguiente con su administrador, que era quien manejaba el dinero para así poder cerrar todas las operaciones», añade. Nada en su comportamiento le hizo sospechar de sus verdaderas intenciones. Incluso llegó a darle la tarjeta de visita de la otra comerciante afectada para refrendar su versión de que estaba en contacto con otros negocios para amueblar su casa y las oficinas «que supuestamente acababa de comprar en una subasta de bienes».

Cartera olvidada

En el otro establecimiento permaneció «unas tres horas», llegando a decirle a la dependienta cuando entraban otros clientes que «les atendiese porque lo suyo era una operación muy gorda y requería más tiempo». En un momento determinado, después de hacerle el encargo de numerosos productos, también con la promesa de que volvería al día siguiente, le dijo con tono de preocupación, que se había olvidado la cartera en el hotel y que debía pagarle 100 euros a la otra perjudicada en concepto de adelanto por la reserva de un cuadro.

El hombre salió del local con el dinero en el bolsillo y regresó al otro comercio en el que esa tarde había puesto su punto de mira. Le confirmó a la propietaria que volvería la mañana siguiente a las 10.30 horas. Y lo hizo con puntualidad inglesa. «Entró rápido y como preocupado. Explicó que se había olvidado la cartera en el hotel y que había venido en taxi, que el taxímetro iba por 30 y pico euros y que como el administrador iba a tardar un poco le iba a seguir subiendo le importe, y si por favor podría prestarle 50 euros», explica. Cogió el billete y salió. No regresó. Le llamó al teléfono que le había facilitado y ya no le contestó. Al acudir al otro comercio en el que sabía que había estado se confirmaron sus sospechas: «Era un estafador».

Un párpado caído

«Interpreta perfectamente el papel y tiene muy aprendido el personaje, tanto que en medio de la conversación nos llegó a decir que ni se nos ocurriese comer la piel del chorizo, que era malísimo. Le sonaba el móvil y tenía conversaciones en las que hablaba sobre la fiesta de degustación que estaba organizando. Lo que no entendemos es por qué tanta parafernalia para luego llevarse cantidades bastante pequeñas», lamenta la comerciante, que lo describe - «para poner en alerta a otras posibles víctimas»- como «un hombre de mediana estatura, de unos 60 años y que tiene un ojo con el párpado caído».