Montserrat, Triana, Raquel, paseos por el patio y la biografía de Mandela

Los rigones del verano han sido más llevaderos en esta ocasión en el interior de la cárcel leonesa de Villahierro, en la que desde el pasado mes de mayo conviven las tres mujeres acusadas por la juez en el 'caso Carrasco'.

A la espera de que el procedimiento avance en el mes de septiembre Montserrat González, autora confesa del crimen de la presidenta de la Diputación de León y del PP provincial, su hija, Triana Martínez, y la agente de la policía local Raquel Gago ven cómo las semanas se consumen con cierta pausa, en ocasiones mucho más de la deseada.

Desde el propio centro penitenciario se advierte de que la vida de Montserrat y Triana es bien diferente a la de Raquel, pese a que apenas las separan unos cuantos metros de distancia.

Prendas caras

María Montserrat González, de 59 años, y Triana Martínez, de 35, se pasan la vida en el módulo número 7 entre reproches a los funcionarios y pocas ganas de hacer amigas. "Protestan por todo, no se acostumbran", se advierte. Pasean y pasean por el patio de su módulo, con pausa en la mayoría de las ocasiones, y Montserrat siempre con un botellín de agua en la mano.

Vueltas y vueltas en un patio en el que siempre se regresa al mismo lugar. "No hablan mucho con el resto de las internas. Sólo lo indispensable", también reconocen los funcionarios. Ellas, "que siempre visten con prendas caras" por momentos parecen que se "sienten superiores" aunque la celda y las severas normas impuestas en el día a día les recuerda que "en prisión todo el mundo es igual".

Ni Montserrat ni Triana tienen hobbies conocidos. Ven la tele, escuchan algo de música y son 'ariscas' a la hora de relacionarse, mucho más la madre que la hija. Sólo una interna, que las ayuda en alguna tarea doméstica, parece tener su confianza.

Raquel lee la biografía de Mandela

El verano también ha sido largo para la agente de la policía local Raquel Gago. Vive 'sola', en el módulo de ingresos de la prisión leonesa porque su condición de agente de seguridad la impide el contacto con otras internas.

Está tranquila, advierten, y consume los días haciendo algo de deporte. Mientras el sol castiga los muros de la prisión ella lee la biografía de Nelson Mandela, el defensor de los derechos humanos, abogado y político que se pasó 27 años en prisión.

La televisión y la música también ayudan a esta interna, calificada por los funcionados como "amable", "ejemplar" y "extraordinariamente educada", a ver cómo el pasa el tiempo a la espera de que la juez del caso finalice la instrucción y la causa pueda ser vista.