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El papa Francisco junto a la presidenta lituana, Dalya Grybauskaite, a su llegada a Vilna. Foto: Reuters I Vídeo: Atlas

El Vaticano y China firman un histórico acuerdo para el nombramiento de obispos

Los dos países dan un importante paso adelante en sus relaciones que acaba con la separación entre las comunidades clandestinas y la Iglesia promovida por Pekín

darío menor

Corresponsal en Roma

Viernes, 21 de septiembre 2018

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El papa Francisco ha conseguido que la Iglesia salte la última muralla que impedía el libre desarrollo del catolicismo en el país más poblado del mundo. Después de años de difíciles negociaciones entre la Santa Sede y China, a mediodía de este sábado el Vaticano confirmaba que los dos Estados han firmado un «acuerdo provisional» que permite desatascar el nombramiento de obispos en el gigante asiático.

Se trata de un histórico paso adelante que contribuye a normalizar la situación de los alrededor de 12 millones de católicos chinos y acabar así con la separación entre los fieles que pertenecen a las comunidades clandestinas y los que forman parte de la llamada Iglesia patriótica, promovida por el régimen de Pekín. La noticia llegó una hora y media después de que el Pontífice llegara a la capital de Lituania, la primera etapa de su viaje de cuatro días a las tres repúblicas bálticas.

Francisco ha reconocido a siete obispos vivos y uno fallecido nombrados por China que hasta ahora no eran admitidos «de forma oficial» por la Santa Sede. El acuerdo entre China y la Santa Sede contempla «valoraciones periódicas» con las que verificar su buen funcionamiento y no prevé el establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países, rotas desde 1951 tras el ascenso al poder del régimen comunista comandado por Mao Zedong. Sería, en cualquier caso, el paso natural que seguiría al pacto firmado hoy si no surgieran problemas ulteriores. El comunicado vaticano, de hecho, reconoce que se han creado las condiciones para «una más amplia colaboración a nivel bilateral». Ambas partes coinciden en que el nuevo entendimiento favorece un «fecundo» recorrido de diálogo institucional.

Han sido Antoine Camilleri, subsecretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede, y Wang Chao, viceministro de Asuntos Exteriores de República china, los encargados de suscribir el acuerdo en una reunión que mantuvieron hoy en Pekín. La prensa oficial del país asiático ya informó hace unos días que se esperaba la llegada de una importante delegación del Vaticano.

El pacto entre ambos Estados pone fin a las discrepancias por el nombramiento de obispos chinos, un auténtico 'nudo gordiano' que impedía el avance de las relaciones en otros campos. Aunque no se ofrecen más detalles, los prelados que se consagren a partir de ahora contarán con el visto bueno tanto del Papa como del régimen chino, al que en el pasado no le había temblado la mano a la hora de nombrar obispos por su cuenta. Era real el riesgo de que se agravara la separación entre los católicos locales y se llegara a un auténtico cisma.

El director de la oficina de prensa de la Santa Sede, Greg Burke, explicó que «este no es el final del proceso, sino el inicio. Se ha tratado de diálogo, de la escucha paciente por ambas partes, incluso cuando las personas tienen puntos de vista muy diferentes». Aclaró además que el objetivo del acuerdo «no es político sino pastoral, permitiendo a los fieles tener obispos que estén en comunión con Roma pero al mismo tiempo reconocidos por las autoridades chinas».

El papa Francisco ha reconocido a siete obispos vivos y uno fallecido nombrados por China que hasta ahora no eran admitidos «de forma oficial» por la Santa Sede, informó hoy un comunicado oficial del Vaticano.

Visita de Francisco a los países bálticos

Por su parte, el papa Francisco ha pedido en Lituania que este país sea «puente de unión» entre Oriente y Occidente al tiempo que ha destacado el carácter de sus ciudadanos y su capacidad para «albergar las diferencias».

Francisco ha llegado a Vilna a bordo de un avión de la compañía Alitalia que despegó del Aeropuerto Internacional de Roma-Fiumicino a las 7.30 de la mañana (hora local de Italia) y aterrizó en su destino a las 11.30 (hora local de Lituania).

En su primer discurso en Lituania, tras reunirse con la gobernante Dalia Grybauskaité en el Palacio presidencial, el pontífice ha destacado que las claves del crecimiento del pueblo lituano para superar «las ideologías totalitarias que quebraron la capacidad de albergar y armonizar las diferencias, sembrando violencia y desconfianza» han sido «tolerancia, hospitalidad, respeto y solidaridad».

El Papa ha recordado así los años de ocupación soviética y nazi y ha destacado que su visita se enmarca en los 100 años de la declaración de independencia.

«Un siglo marcado por múltiples pruebas y sufrimientos que han tenido que sobrellevar (detenciones, deportaciones, incluso el martirio)», ha afirmado el Papa.

En su encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático, el Papa les ha instado a «recuperar la memoria de lo vivido para tomar contacto con todo aquello que los ha forjado como nación y encontrar allí las claves que les permitan mirar los desafíos presentes».

Así les ha invitado a «albergar las diferencias» frente a «las voces que siembran división y enfrentamiento». Y ha agregado: «Todos han encontrado en estas tierras un lugar para vivir: lituanos, tártaros, polacos, rusos, bielorrusos, ucranianos, armenios, alemanes; católicos, ortodoxos, protestantes, viejos católicos, musulmanes, judíos; han vivido juntos y en paz hasta que llegaron las ideologías totalitarias que quebraron la capacidad de albergar y armonizar las diferencias sembrando violencia y desconfianza».

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