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La actriz Silvia Marsó. lobo altuna

Silvia Marsó recuerda los años duros de su infancia

La actriz, que estrena la obra 'La Florida', explica el sufrimiento que padeció a consecuencia de la ludopatía de su padre

el norte

Lunes, 12 de diciembre 2022, 20:23

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Silvia Marsó acaba de estrenar la función 'La Florida' en las Naves del Matadero, en Madrid, en la que da vida a Lola, «una cantante que se hizo famosa en los tiempos en que los señores con puro mandaban en este país, pero tomó una decisión que la hundió y vive frustrada desde entonces». Como Lola, Silvia también tomó una decisión arriesgada: en su caso, dejar la fama y la fortuna por el teatro. «Es en lo único en que nos parecemos», pero lejos de equivocarse, construyó una carrera marcada por retos apasionantes.

«Ser famosa es algo peligroso para encarnar a ciertos personajes porque, al final, los espectadores ven al famoso y no a ti. La fama se come a los personajes y para ser creíble tienes que ser una persona de carne y hueso, no un estereotipo». Además, se estrena como cantante, dramaturga y compositora con el 'show' 'Blues&Roots' en el que conviven la música negra con la poesía de García Lorca: «Es un triple salto mortal que me tiene entusiasmada». La idea de cantar en directo se la debe a 'Tu cara me suena', donde interpretó a una rockera Luz Casal que despertó el gusanillo.

Silvia, en una entrevista para ABC, demuestra que es una mujer decidida que no se rinde con facilidad. Algo que se explica con un ejemplo: cuando su clase de teatro acudió a París para asistir a una clase magistral del mejor mimo del mundo, Marcel Marceau, pero ella no pudo viajar y se quedó con las ganas. «Que no pudiera verle no quiere decir que no pudiera tenerlo, así que decidí tomar su apellido para mi nombre artístico. Más que una decisión fue una promesa que ya lleva 42 años dándome alegrías». Cuando le conoció en el Festival de Otoño, le pidió un autógrafo y le contó la anécdota: «Le hizo mucha gracia».

En casa, Silvia tiene a su mejor consejero, su hijo, David Marco (23 años): «Es maravilloso, honesto, coherente. Él no entra en la parte artística porque no ejerce de crítico teatral, pero sabe darme los mejores consejos en todo lo demás. Al fin y al cabo, me conoce como nadie». A Silvia le gusta cocinar, en sus redes presume de sus mejores platos, como su arroz caldoso: «Soy un poco abuela para eso, soy de hacer comilonas y de cebar a mis invitados». También le gusta la naturaleza, la familia, los amigos y los viajes que le permitan disfrutar de planes como la historia, la arqueología, la música… «Soy una activista cultural, todo lo que aporte me fascina». Reconoce que lo que más paz le produce es «tener contentos a mis seres queridos» y que lo único que le altera es la violencia, la injusticia, la guerra: «Por eso creo que hay que comprometerse con la paz, con la defensa de los más débiles».

Se siente feliz con 'Blues&Roots' y su versión en español de 'Strange Fruit', un himno de los derechos civiles que le costó la carrera a Billie Holiday. «Es la primera canción protesta de los afroamericanos y es la primera vez que se escucha en castellano. Y con Federico García Lorca al piano».

Su infancia

La infancia de Silvia no fue fácil: «La ludopatía de mi padre destrozó mi familia. Es una enfermedad terrible que arrasa con todo, con quien la padece y con quienes le rodean. Yo vi sufrir a mi madre, que llegó a padecer una depresión. Ahora es distinto porque hay tratamiento, pero en aquellos años fue muy duro».

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