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Cristina Rodríguez, Alberto Pascual, Fernando Pérez y Alfonso Jiménez durante la mesa de debate de las Jornadas Bankia Forward, moderados por Jesús Navarro. Rodrigo Jiménez
Jornadas Bankia Forward

Adaptabilidad y transparencia, claves para resistir al cambio

Diferentes agentes vinculados al sector de la alimentación analizan algunos de los retos a abordar en los años venideros atendiendo a sus consumidores

Jesús Domínguez

Valladolid

Miércoles, 23 de octubre 2019, 20:35

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A veces, también en el sector de la alimentación, las empresas tienden a establecer otras líneas de producto o estrategias de negocio sin tener en cuenta a quién les llega en último término. Y no se debe desdeñar al consumidor, ni sus ritos y hábitos. Lejos de adaptarse a lo producido, deben ser el centro de la estrategia de producción, más aún en los tiempos que corren, de 'likes' y 'fake news', en los que cualquier comentario vertido en cualquier red social puede marcar la tendencia de la opinión del público sobre alguien o algo. Cualquier apreciación que se haga a destiempo –en opinión de los usuarios– o cualquier línea que sea considerada errónea puede llevar a un cataclismo. Por eso resulta muy importante la transparencia, como se ha concluido en la mesa de debate de las Jornadas Bankia Forward.

Alfonso Jiménez, presidente de Cascajares, ha aseverado algo que es tan real como la vida misma –no necesariamente en su caso, sino en general–: Google sabe más de él que su mujer. Pero es que sabe más que nadie sobre nosotros mismos; las búsquedas que hacemos y las que hacen de nosotros son un flujo que en ocasiones no podemos manejar. Aunque las empresas deben tratar de hacerlo: «Tenemos que contar lo que somos antes de que cuenten lo que no somos. Hay que impedir que nos ganen la partida anticipando esa información; de lo contrario vendrá alguien y lo contará, y el público se creerá lo que le han contado, que no tiene por qué ser verdad».

Internet ofrece información, pero también desinformación, ruido. Lo bueno, tal y como ha destacado el propio Jiménez, es que no es necesario ser una gran empresa para hacer llegar el mensaje que se quiere enviar a los clientes, «basta con una inversión no necesariamente elevada» dentro del campo del marketing digital. Y es que «la empresa tiene que saber adaptarse», si bien no cree Alfonso Jiménez que sea cosa sencilla para el sector, «un transatlántico que se mueve lento».

Alberto Pascual, CEO de Agropeacuaria La Serrata, coincide, aunque reconoce que parte de ese problema procede «del oscurantismo» que en el sector primaba. «Tenemos que potenciar el cambio. Es difícil pasar de ser reactivo a proactivo, pero es algo necesario, porque el cliente sabe más y tiene más información. Para las Pymes es una oportunidad, dado que otras empresas mayores van a necesitar de su experiencia», opina. Así se generará un contexto con una «competitividad colaborativa», por la cual los recursos económicos no serán tan importantes como lo son las ideas, los recursos humanos o la comunicación, para el caso. Basta a veces con un buen etiquetado, que resulte claro, para evolucionar con arreglo a lo que querría el usuario.

Y es que «la transparencia es algo fundamental», considera Fernando Pérez, director de oficina en Madrid y Proyectos Nacionales de Zabala. «La gente está más preocupada y, si no eres transparente, la pierdes para tu negocio. Ahora tienen un mayor acceso a la información, aunque no siempre sea veraz», incide. Así, si su interés está en consumir de un modo saludable, buscará cómo hacerlo por su cuenta si no recibe los 'inputs' que considere necesarios. «Existe una conexión directa entre la salud y la alimentación. Cuando más sepa sobre un producto mejor sabrá si se ajusta a una posible enfermedad, porque lo que quiere es tener más salud», pondera Cristina Rodríguez, coordinadora territorial de la Zona Norte dela Fundación Bankia para la Formación Dual, pues, en estos tiempos de intolerancias y alergias, como ha manifestado Alfonso Jiménez, tendemos «a comer prácticamente bajo prescripción».

Importancia de las personas

Los cuatro intervinientes en la mesa han coincidido en la importancia del talento y del liderazgo, aunque no siempre es sencillo fomentarlo. Los líderes deben comandar el cambio, el progreso hacia una alimentación adaptada al consumidor, si bien por ellos mismos debe empezar el reto. «Hay que cambiar el chip, aunque no es fácil hacerlo cuando llevas años trabajando acorde a otras formas de negocio. Para eso están las nuevas generaciones y hay fórmulas como las alianzas empresariales, pero hay ocasiones en las que para tener un líder así lo tienes que contratar de otra empresa o emplear varios años en formarlo y esperar que salga como quieres», ha recordado Alfonso Jiménez.

Siguiendo con su razonamiento, en opinión de Alberto Pascual, «puede ser gente joven», pero es necesario que esté formada y formándose. «Un directivo 'te cuesta' formarlo cinco años», ha añadido, aun con la creencia de que el líder es básico «por las ideas, el talento y la mentalidad» que debe proyectar. Si la tecnología se puede comprar, este no es el caso. Y, como han coincidido los ponentes, a veces las entidades formativas no ayudan. «Existe un desajuste entre lo que la empresa demanda y lo que desde las universidades se proyecta. Este gran problema no es solo del sector, sino general. Necesitamos ir a la par, por eso es importante la colaboración y la coparticipación para formar esos perfiles técnicos que las empresas demandan», ha venido a incidir Cristina Rodríguez, coordinadora territorial de la Zona Norte de la Fundación Bankia para la Formación Dual, que se dedica precisamente a esto.

Como posteriormenre recordó Carlos Aganzo, director de Relaciones Institucionales de El Norte de Castilla, esta circunstancia acaba saliendo a la luz en múltiples foros de temáticas diversas. La lamentaron de nuevo los empresarios Alfonso Jiménez y Alberto Pascual, quienes no encuentran «respuesta» dentro del modelo educativo actual a sus necesidades. «A la formación no le queda otro remedio que dar la mano a la empresa y la dualización, ya que va por detrás de la realidad del mercado laboral. Por el bien de todos y de la empleabilidad debería ser así», han corroborado.

Ideas antes que financiación

Para establecer nuevos modelos de negocio o explorar nuevas vías hace falta contar con financiación, si bien «a día de hoy no es un problema» de gran calado, opina Fernando Pérez. Desde Zabala gestiona a lo largo del año «multitud de proyectos» y con quien los desarrolla tiene siempre el mismo mensaje: «El dinero no es el fin del proyecto. Gestionamos a fondo perdido, con préstamos que son blandos... La clave es tener un buen proyecto». Un buen proyecto y un buen modelo de negocio, cree Alfonso Jiménez. «En Cascajares yo siempre he dicho que tenemos más ideas que dinero. Hay proyectos que no se conciben bien, es importante trazarlos de la mejor manera que sea posible y adaptarse. Hace 26 años el modelo era totalmente distinto a lo que es hoy, pero desde mis inicios me he ido adaptando», pondera.

Volviendo a la comunicación, es importante para que la gente sepa que si quiere un producto que –por ejemplo– se considera responsable con el medio ambiente quizá tenga que huir del concepto de 'low cost', puesto que «es incompatible hacer una botella de agua en un material que no sea plástico y pagarlo como si lo fuera», ha aseverado Jiménez. Si bien es responsabilidad de la empresa el adaptarse a esas demandas cada vez más habituales del consumidor, el coste tiene que ser asumido por las dos partes. El cliente lo aceptará –a priori– si conoce esa mentalización de la empresa y lo costoso que es la elaboración del producto.

Por lo menos así cree que sucede Alberto Pascual: «El consumidor está dispuesto a pagar, pero necesita una justificación, que tiene que salir de la empresa. Innovar en la cadena de distribución o en la comunicación es fácil, y la innovación se hace cada vez más necesaria, pero no hay que olvidar que en el sector primario no se pueden obviar los procesos y los tiempos biológicos de los animales y las plantas».

En lo que han convenido los cuatro intervinientes es en que el cliente demanda cada vez más salud en sus productos, además de aquello que la normativa pueda exigir. Por eso «la innovación dentro del sector de la alimentación tiene que girar en torno a esa tendencia», ha afirmado como consumidora Cristina Rodríguez. Y así está pasando, o así lo considera Fernando Pérez. «Solo con ver los lineales de los supermercados se ve que se están dando esos pasos y que prima cada vez más lo saludable. Se están dando pasos, pero hay mucho camino por recorrer», ha dicho a modo de una conclusión que bien podría ponerse en los labios de los demás intervinientes, conocedores de los retos del sector alimentario y de las necesidades de los consumidores.

Y es que en tiempos de las redes sociales y la (sobre)información ya no cabe hacer un producto si no se ha prestado atención antes a estos, sin adaptarse y ser transparentes.

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