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Lorenzo Alonso, en un aula de formación de su empresa, Ibecon, justo antes de la entrevista.

«Somos un sector muy inspeccionado y es algo que a nosotros mismos nos interesa»

Lorenzo Alonso, presidente de la Confederación de Empresas de Formación, asegura que «tras años en los que solo se daba la formación de los ERE, las empresas vuelven a demandarla para sus nuevas contrataciones»

á. blanco

Lunes, 23 de marzo 2015, 17:26

Con 17 años de experiencia en el sector, 12 al frente de su propio centro de formación y dos como presidente de la patronal regional del ramo, Lorenzo Alonso ve la próxima reforma promovida por el Gobierno como una revolución para el sector. «Tras el demoledor informe del Tribunal de Cuentas sobre la ineficacia del modelo actual señala el cambio va a ser tremendo y generará un sector más competitivo y profesionalizado».

¿Cómo es el panorama del sector en Castilla y León?

En CECAP somos ahora mismo 120 centros de formación asociados, en un sector que cuenta con algo más de 600 en la región. El sector puede representar a unas 20.000 personas entre gestores, profesores, docentes, etc. Cubrimos todas las líneas de formación, desde academias de recuperación de bachillerato y demás, a lo que son centros de formación para el empleo, que se dedican a recualificar a personal desempleado para que encuentren trabajo, o a formar a personas que trabajan para que mejoren su capacidad laboral. En los últimos tres años, casi toda la formación que estamos haciendo va vinculada a certificaciones profesionales, debido a que el cambio legislativo que se produjo nos marca que toda la formación que impartimos lleva consigo una titulación que es equivalente a una de FP. La diferencia con los centros de FP es que ellos cogen a chicos de 16 o 18 años mientras que a nosotros nos llegan ya con unos conocimientos y una experiencia laboral. Les cualificamos en los apartados que necesitan con vistas a obtener unas competencias que les proporcionen una titulación y, a ser posible, un empleo.

¿Qué opinión le merece el actual sistema de reparto de los fondos de formación?

Las líneas que gestiona el Ecyl cuentan con una asignación directa para agentes sociales y otra para centros de formación. El reparto, de forma global, es de algo más del 50% para patronal y sindicatos y algo menos para la concurrencia de centros, así que las cuantías están muy poco compensadas si tenemos en cuenta que centros de formación hay más de 500, mientras que los agentes sociales tienen uno por cada provincia UGT, CC OO y Cecale.

¿Es frecuente que Cecale les encargue trabajos a los centros de formación?

En algunos casos. Pertenecemos a Cecale y hay provincias en las que es más corriente que en otras.

Si hablamos de agentes sociales y formación hay que referirse a las permanentes sospechas de fraude de las partes implicadas.

Cuando se trabaja con fondos públicos hay que ser muy cuidadoso. Aparte de los casos de fraude que pueda haber habido en algunos sitios, el informe del Tribunal de Cuentas hablaba más bien de problemas de justificación. En este sector hay que justificar el 100% de los fondos y muchas de las cosas que están saliendo son malas justificaciones de gastos. No digo que no haya habido casos de posibles fraudes, pero la mayoría de las cosas son mala gestión de una subvención que provoca una devolución y a eso se le llama fraude. El cambio necesario hacia la concurrencia hará que mejore el sistema. No es lo mismo que una empresa pueda elegir con quién hace la formación a que tenga que hacerlo con quien le marca la Administración. Con concurrencia, la formación se hará en los centros más preparados para impartirla. El Tribunal de Cuentas dice que no se puede entregar un dinero a dedo a unas entidades solo por ser agentes sociales. Los casos de fraude que actualmente estudia la Fiscalía están en tres comunidades autónomas.

Aquí hubo un caso...

Fue un una reclamación de cantidades por un centro, el juez pensó que podía haber indicios y lo trasladó a la Fiscalía, que determinó que no los había. Castilla y León es de las comunidades más limpias en este sentido... si pensamos en Andalucía, donde por otra parte, los menos salpicados son los centros de formación.

Aparte de justificaciones de gastos, ¿reciben inspecciones sobre los cursos que se imparten y los alumnos que asisten?

Diría que somos un sector muy inspeccionado. Puedo constatar que es habitual que el Ecyl pasa por mis aulas de formación al menos una vez al mes y en algunos casos, dos y tres. Los inspectores hablan con los alumnos, comprueban el número de asistentes, la idoneidad de los contenidos del curso... Pero es lo que queremos en el sector, que se sepa que los contenidos que damos son adecuados para que la gente encuentre trabajo. El sector está pasando una crisis de credibilidad tremenda y estamos a favor de que se midan los resultados que se obtienen, cuántas personas se insertan en el mercado laboral, que cualificaciones y titulaciones obtiene la gente... Nosotros avalamos todo lo que nos financian las Administraciones. Ponemos avales de todo lo que recibimos y si hacemos algo mal, los ejecutan. Y no habiendo casos de corrupción que afecten a los centros de formación, nos encontramos con que al ir a pedir un crédito a un banco, nos dicen que tenemos un nivel de riesgo equivalente al de la construcción.

¿Cómo les ha dejado la crisis?

Creo que es un error vivir al 100% de la subvención. Como se ha visto, estas se han reducido mucho, diría que ahora el Ecyl saca un 30% de los fondos de hace cinco años. Ha habido una mortandad de en torno al 30% de los centros de Castilla y León. Los que han sobrevivido están muy tocados. Los centros que desarrollamos formación privada estamos viendo ahora el cambio de tendencia. Con la crisis, lo primero que suprimieron las empresas fue la formación y el márketing. Aunque es una inversión necesaria, el impacto fue una barbaridad. La única formación que ha habido estos años ha sido la que es obligatoria en los ERE y la bonificada de la Fundación Tripartita. Los alumnos privados que hacían másters para mejorar su cualificación también bajaron mucho. Ahora estamos viendo que el alumno privado empieza a repuntar un poquito y las empresas ya nos están llamando para dar formación a las nuevas incorporaciones. En mi empresa, en Ibecon, tenemos ahora mismo a 400 personas que se están formando para incorporarse a empresas, sobre todo, de automoción y agroalimentación. Son sectores que siempre han invertido mucho en formación. Saben que es rentable, que un equipo formado provoca menos fallos de producción, menos parones, menos pérdida de tiempo.

¿Cómo se deciden las necesidades de cursos para parados en cada momento?

Las gerencias provinciales del Ecyl recogen la información de los agentes sociales, de la Agencia de Desarrollo Económico, del CES, de la Fundación Anclaje y demás observatorios de empleo e intentan ajustar las necesidades de los sectores productivos a la oferta formativa para los desempleados. Hace años, todos los centros de formación daban informática; ahora, en Valladolid, tenemos tres o cuatro centros que dan formación en hostelería; seis o siete que dan comercio; tres de soldadura; dos que hacen mantenimiento industrial... Sigue habiendo centros que dan administración y gestión, pero cada vez se valora más la formación en oficios en función de las necesidades de cada provincia. Desde el Ecyl regional se publican estas necesidades para que los centros puedan acreditarse y adaptarse a ellas y a partir de ahí se entra en concurrencia competitiva. Exceptuando la parte que va directa a los agentes sociales, que sulen ser los cursos tradicionales. Nosotros, por el contrario, estamos continuamente actualizando conocimientos para cubrir los nuevos puestos. Hay que tener en cuenta que para dar formación en el uso de una maquinaria que tiene una empresa, el centro de formación tiene que tener esa misma máquina para poder enseñarla.

Ahora que dice que las empresas vuelven a demandar formación tras años de parón, ¿se nota que sufren mucha desactualización?

Hay empresas modélicas y otras que lo hacen un poco peor. Siempre digo que no he encontrado empresas que hagan bien la parte de la formación y hayan tenido problemas con la crisis. Sin embargo, las que te llamaban en noviembre porque tenían un crédito de formación que gastar antes de que acabase el año... esas han cerrado o lo han pasado muy mal. Las que se organizan bien, tienen un plan de formación anual, estructurado, presupuestado, con detección de necesidades...

¿Qué expectativas despierta el cambio normativo en la región?

Es el mayor cambio de los últimos 40 años. Hasta hace tres años, el 100% de los fondos eran para los agentes sociales. Después pudimos acceder al 20% y con el nuevo decreto esperamos pasar al 100% de los fondos en concurrencia competitiva. El cambio es tremendo. Va a provocar un sector más competitivo y profesionalizado en el que se valorarán criterios de calidad con objetivos claros. Por otra parte, algunos centros de la región, donde persisten estructuras demasiado familiares, necesitarán profesionalizarse y aumentar el número de formadores para adaptarse al cambio.

-¿Los desempleados y trabajadores saldrán también beneficiados?

-Cuando una entidad tiene garantizado equis dinero todos los años solo por ser esa entidad... ¿Alguien está mirando si se gastan bien o mal los fondos? Es necesaria la presión de saber que tienes que hacer las cosas bien. El decreto también marca la pluarianualidad de los fondos y aportará seguridad. Si la formación es de calidad repercutirá en beneficio de los trabajadores y desempleados. Ya el hecho de que toda la formación esté vinculada a una certificación de profesionalidad ha sido muy positivo. En España tenemos cerca de 1,3 millones de personas sin ningún tipo de cualificación, sobre todo en el sector de la construcción porque empezaron a trabajar muy jóvenes. Con estas vías podemos recuperarlas para el mercado laboral. El modelo permite acreditar la experiencia y los conocimientos adquiridos y, a partir de ahí, hacer un itinerario para la obtención de un título.

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