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J. C. Cristóbal
Miércoles, 21 de mayo 2025, 18:04
«Valladolid, catedral del rugby español», así rezaba la tarjeta con la que la Asociación de la Prensa Deportiva de Valladolid presenta una edición más, ... la que hace el número diecisiete, de Los Desayunos de la APDV, que por primera vez pusieron sobre la mesa el balón oval del rugby, una manera de empujar un poco más esa melé que acerque a aficionados y profanos al Zorrilla en la gran final de Copa del Rey que medirá, por cuarta vez este curso, las fuerzas de los dos grandes rivales del deporte vallisoletano, el VRAC y El Salvador.
Los salones de la Real Sociedad Hípica abrieron sus puertas a Juan Carlos Martín 'Hansen', presidente de la Federación Española de Rugby, Jorge Calleja 'Hollister', presidente del VRAC, y Rian Butcher, presidente de El Salvador, con la moderación del periodista David García. La presencia de la Copa Ràfols, recuperada después de un siglo, asistió a un encuentro que pasó de puntillas por la cita del sábado, sepultada por las variantes que condicionará las temporadas previas a la Copa del Mundo de 2027, en la que sí estará España gracias a los «mecanismos de control con los que ya no hay espacio para el error», aseguró Hansen, después de las frustraciones administraciones que dejaron fuera a los Leones de los dos últimos campeonatos.
Con unas 16.000 entradas ya vendidas, la asistencia a la final del Zorrilla superará las de los últimos años en Sevilla y Valencia, también en grandes estadios, y estará por encima de los veinte mil, sin llegar a colgar el cartel de 'no hay billetes' de la mítica final de 2016. La de nueve años después arrastra ese punto de nostalgia que abrirá comparaciones entre unas y otras y exige aplicar las lecciones que dejó aquella. «Hay que ver este partido no como una final más entre los dos equipos de Valladolid, sino como parte de la estrategia de la Federación; recuerda muy bien esa Copa de 2016 y fue una oportunidad perdida», reconoce 'Hansen', presidente entonces del club colegial. Una opinión que comparte Butcher, «hace nueve años no entendimos esa oportunidad, perdimos ese tren para el rugby y no podemos volver a fallar».
La repercusión de ese momento único, con el rey Felipe VI en el palco, se escurrió por el sumidero de las fichas falsas y las alineaciones indebidas. El escenario de ahora es distinto. España ha trazado un camino que pasa por Valladolid; ya se vivió en noviembre con la visita de Fiyi, continúa este fin de semana con la final de Copa y puede repetirse en la ventana de otoño con Inglaterra, nada menos, en el horizonte. También es verdad que se habló, y muy en serio, de que Zorrilla albergase el España-Países Bajos de clasificación para el Mundial, que al final se quedó en el Central, la tradición manda. La aspiradora de Madrid puede desviar el vuelo del rugby a plazas como la de Butarque, en Leganés. Veremos.
De aquí que Los Desayunos dejasen enfriar la taza de la final de Copa y prefirió calentarse con la candidatura de España a organizar los Mundiales de 2035, en hombres, y de 2037, en mujeres; un proyecto ambicioso que defendió Martín Sánchez con argumentos, «el país número uno en estrategia para World Rugby es España, entre otras razones como puente de negocio a Sudamérica. En la Federación hemos adoptado el lema de que el rugby no tiene límites, y apostamos por todo, por el masculino y por el femenino, por el rugby quince y por el Seven».
Esa profesionalización de los Leones, «en la que ponemos al jugador español en el centro, hemos reducido las fichas de extranjeros», señala 'Hansen', con Georgia como rival a batir, exigirá un nuevo concepto de selección española que llevará a convocar una lista de treinta jugadores que convivirán y entrenarán juntos durante gran parte de la temporada, «y que luego participen con sus clubes en las fases finales de Liga, de Copa o de Ibérica, para que no pierdan ese sentido de pertenencia», señaló Martín.
Una idea que entra en conflicto con los clubes, en los que coinciden Calleja y Butcher. «Es un proceso complicado que tendría que haberse iniciado antes, a nosotros nos afecta mucho porque solemos tener cinco o seis jugadores con la selección», apuntan desde el VRAC; «es complicado porque cada club mira por sus intereses, no tenemos mucho tiempo», remarcan desde El Salvador.
Momento que aprovecharon los clubes para acometer una reforma del calendario, «no podemos estar más de cuarenta días sin partido en casa, es algo que repercute en nuestra afición y en los patrocinadores», lamenta 'Hollister', antes de reclamar un refuerzo de las ayudas de otros sectores económicos de la ciudad, «en este mes de mayo hemos juntado a más de ocho mil niños, con sus familias, en los campeonatos de categorías inferiores que se han organizado en Pepe Rojo; es algo que exige un gran esfuerzo a los clubes, con setenta, ochenta voluntarios para la organización, llenamos hoteles, restaurantes, otras partes se benefician y no recibimos la misma respuesta».
Eso será después del verano. El rugby que llama ahora a la puerta de Valladolid es la final de Copa del Rey del sábado, disfrutar del festival que va más allá de los ochenta minutos de partido, es una «jornada familiar, antes, durante y después», dice Martín. Si esta siembra da frutos se verá más tarde, con el objetivo de que no se repita el dicho inglés que mencionó Butcher: «el periódico de hoy sirve mañana para envolver los 'fish & chips'».
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