María Muñoz: pasión irreductible por el atletismo
La reciente campeona de Europa master de triple salto y coleccionista de medallas, reparte su tiempo entre sus hijos, su trabajo y su faceta como emprendedora
Nunca es falta de tiempo, siempre es falta de ganas. Bien podría ser lema de vida para una vallisoletana a la que le vendría muy ... bien que las 24 horas del día se pudieran estirar de vez en cuando. Porque María Muñoz Cristóbal (42 años) reparte sus quehaceres normales del día a día como madre de dos niños (el mayor de ocho años y la pequeña de año y medio), su labor profesional en las oficinas de la planta de tratamiento de residuos de Valladolid, también como emprendedora -organiza con varios amigos en verano tanto un festival de cerveza artesanal, música y gastronomía en la localidad vallisoletana de Montemayor de Pililla y un cross- y, por supuesto, como deportista. Porque desde que el deporte entró su vida gracias al atletismo, María Muñoz no ha parado de estar vinculada a unas zapatillas de tacos. Los éxitos recientes, ya en etapa 'master' -la nueva denominación federativa para las categorías de veteranos- solo son el reflejo del esfuerzo acumulado durante años de trabajo junto al tartán.
Hace apenas unas semanas se proclamaba de nuevo campeona de Europa Máster en triple salto en su franja de edad, con récord de España incluido. Lo hacía en Braga -Portugal-, donde también compitió en longitud -las dos especialidades que más domina aunque también hace velocidad-, y en la que se quedó a dos centímetros del bronce.
La atleta del ULE Sprint León, entrenada por Santi Moreno, tiene varias medallas en Nacionales, Europeos y Mundiales de veteranos gracias al esfuerzo diario de tener que repartir su tiempo entre todas sus actividades. «La verdad es que no tengo contadas las medallas nacionales. Sí las internacionales porque el de febrero es el tercer Campeonato de Europa consecutivo que gano (Braga, Madrid y Ancona). En Mundiales he estado en Korea, con plata en triple y longitud, y en Torun con bronce en triple», reconoce María.
«Comencé desde el colegio», relata la deportista, que señala como primer gran impulsor de su amor por el atletismo a Alberto Martínez Pujana. «Recuerdo que al inicio hacía baloncesto, que no se me daba mal, y atletismo, pero el hecho de que fuera un deporte individual me hizo decidirme por el atletismo. Me enganché y es algo que no he dejado de hacer en toda mi vida salvo durante los dos embarazos de mis hijos. Eso sí, admito que me costó mucho volver para coger las rutinas después», señala la vallisoletana.
Y es que compaginar todas sus actividades como madre, su trabajo, emprendedora y la afición por el atletismo «es una odisea diaria», admite María, que explica que «sobre todo es gracias a la abuela, que es la que les da paseos a los niños mientras yo entreno muchos días. Al atletismo le dedico lo que puedo, va por semanas, dos, tres o incluso cuatros días... Depende de lo que tenga libre. Salen estos resultados porque es triple salto, una prueba técnica que ya lo tengo encima. Nunca dejo entrenar las pesas. Pero si fuera una prueba de fondo en el que tuviera que hacer series por ejemplo me sería imposible». Pero de lo que no duda la pucelana es de que seguirá en el atletismo porque le reporta muchos más beneficios que contratiempos: «Es un escape psicológico y mental. Necesito hacer deporte para despejarme. Por muy cansada que esté hago deporte y me siento mejor. Si no lo hago estoy más cansada todavía», certifica María Muñoz Cristóbal.
Por todo ello, la atleta no le pone caducidad para dejar de lado su pasión: «No tengo fecha, de hecho soy la más pequeña del grupo con el que voy a los campeonatos internacionales, así que seguiré varios años más seguro», admite entre risas.
Un día 'normal' en su vida no tiene horario «fijo concreto. Como trabajo de mañana, hago el almuerzo allí y me voy directamente a entrenar y luego ya recojo a los niños o al revés porque mi hijo mayor hace atletismo y cuando él entrena, yo aprovecho también para hacer lo mío mientras mi madre pase a la pequeña. Los sábados se quedan con la abuela y ya hago yo más».
Y todo ello también tiene un coste elevado a nivel de viajes. Las competiciones internacionales suelen ser fuera de España e incluso fuera de Europa y salvo alguna ayuda puntual de su actual club, gran parte de los viajes salen de su bolsillo. «Casi siempre nos lo pagamos nosotros, mis vacaciones estaban antes programadas en el lugar donde fuera el campeonato. Ahora ya voy y vengo casi en el día como hice en Braga. En julio quiero ir a Tampere en Finlandia al Mundial. Compito el 8 de julio que es viernes, iré el miércoles para volverme el domingo y no podré hacer la longitud porque es el martes...», relata con pesar María, que explica que «por ejemplo el año que viene hay uno en Canadá y no iré porque los billetes de avión su muy caros. Hay dos viajes por año y normalmente puedo ir a uno». Pero más allá de que acuda o no a los campeonatos, su pasión por el atletismo seguirá intacta con el paso del tiempo. De eso, no hay duda.
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