La familia Morejón, una saga del ajedrez segoviano
Los hermanos Laura, Ariadna y Álvaro relatan sus éxitos y lecciones entre tableros
Álvaro Morejón, de siete años, es el jugador más precoz del ajedrez segoviano. Nadie empezó a jugar tan pronto –a los tres años– ni ... acumula tantas partidas a una edad tan temprana: más de 1.500. Entre tantas batallas, ha llegado a jugar con gente de 70 años. Y ha enfadado a muchos veteranos que no esperaban una derrota. Es el benjamín de una familia con el ajedrez en las venas, pues sus dos hermanas abrieron camino y han sido campeonas de Castilla y León.
Todo empezó con Laura, de 16 años, que se apuntó a unas clases extraescolares en el Claret porque las poquitas pinceladas que le enseñó su padre le habían llamado la atención. Tenía entonces ocho años. Aprendió las primeras aperturas y defensas o tareas más exóticas como inventarse un juego. De aquellas clases salieron ideas como 'El monstruo de las galletas' para aprender a mover lo peones y la dama. La idea es que los alumnos ganen en coordinación y trabajen la imaginación a distancia: no es lo mismo pensar para uno mismo que para los demás.
A los pocos meses, empezó a competir. Su primer torneo fue en la universidad y su primera victoria fue en el club Jaque Mate de San Lorenzo, ya extinto, con niños de hasta 16 años. Ella, que ahora estudia un bachillerato de excelencia de Investigación en el Andrés Laguna, ha sido tres veces seguidas campeona de Castilla y León en las categorías sub-12 y sub-14. Está preparando ahora el torneo autonómico sub-18, que se celebrará en abril.
Un año después, siguió sus pasos Ariadna, de 14 años. Iba a jotas y cuando se suspendía la clase, se pasaba por ajedrez. Se apuntó al año siguiente, aunque no ha dejado las jotas. Ha sido campeona por equipos de Castilla y León en los últimos tres años. Son cuatro miembros por equipo de diferentes provincias y se contabiliza cada partida individual. Ese formato endulza un deporte habitualmente solitario. «Me gusta porque entre partida y partida haces amigos y conoces a gente».
Como la familia Morejón vive en Hontanares de Eresma, Álvaro y su madre esperaban una hora en el coche mientras Laura y Ariadna estaban en clase. Mientras era bebé, dormía pacíficamente. Pero en cuanto se hizo mayor, se aburría. Así que su madre le apuntó a clases con ellas. Entonces ya se hacían en la escuela, en la Asociación de Vecinos de La Albuera. «Cuando había vídeos me quedaba dormido», reconoce.
Cuando un adulto tiene mal perder, Álvaro deja las piezas sobre el tablero y se levantaba de la silla. Es el manager de la familia, siempre dispuesto a puntualizar cualquier dato de sus hermanas. Y a corregir cualquier error. Nos e dice reina, sino dama. Y no son fichas, sino piezas. Es subcampeón provincial y de Castilla y León sub-8.
La familia Morejón tiene cuatro tableros en casa: uno más utilitario, otro más cuidado y dos de cristal que sirven como decoración. Tanto Laura como su madre son monitoras y dan clase en colegios. «Entre los estudios y demás, no tenemos tiempo para jugar en casa», subrayan. Como Ariadna era al principio más lenta moviendo, sus hermanos le pusieron un mote: cuando alguien no mueve o piensa demasiado, está haciendo un Ariadna.
Axh7!!, una escuela con el sacrificio en el nombre
El pulmón del ajedrez segoviano está liderado por la Escuela de Ajedrez Axh7!! -UVA tras el convenio firmado este año entre el club local y la Universidad de Valladolid. Está centrada en las aulas de la universidad; el nombre responde a una jugada de sacrificio y tiene dos admiraciones como símbolo de una buena jugada. «Nuestro lema es que todo en la vida implica un sacrificio, que no es fácil llegar hasta donde estamos si no nos esforzamos», asegura el presidente de la escuela, Sebastián Armesto.
El club cuenta con dos grupos diarios en el campus María Zambrano y clases en Hontanares de Eresma, Torrecaballeros y Trescasas. En total, más de 140 niños y algún adulto. El arco de edad va desde los cuatro años hasta cerca de los 70, una mezcla intergeneracional con un gran valor educativo. «Este años hemos ofertado clases a adultos, que no se había hecho porque aquí eran más bien autodidactas. Y al final tengo un grupo de 14. Me ha sorprendido gratamente la respuesta. No esperaba tanto nivel de compromiso».
Para los más pequeños, la temporada tiene como plato fuerte los campeonatos autonómicos de Castilla y León, que se disputarán en el mes de abril. En ellos competirán alumnos de diferentes categorías con otros ajedrecistas de la comunidad. La actividad del club sigue todo el año.
Las chicas insisten en que lo mejor del ajedrez es el elemento social: «Es un juego interesante, pero lo mejor es el tiempo libre entre partidas. Puedes relacionarte con gente. Antes teníamos un balón y jugábamos en la calle». Mientras, Álvaro juega al escondite.
Son la prueba de que el ajedrez ayuda en los estudios. Así lo cree Laura: «Yo antes era dispersa y ahora estoy más concentrada». Ariadna coincide: «A mí me ayuda en las ciencias». Mientras las dos chicas quieren ser profesoras, Álvaro tiene un deseo más mundano: «Trabajar con mi padre». Su progenitor, responsable de la saga, es albañil.
Laura se define como jugadora agresiva. «Muchas veces acabo disgustada conmigo misma porque no me he defendido lo suficiente». Ariadna es más camaleónica, se adapta al rival. Y Álvaro es inmisericorde. «Lo de tocada-movida, se me da genial». Cuando un jugador toca una pieza, está obligado a moverla. Y él no pasa una.
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