El Betis se funde y se va con desventaja

Remar para morir en la orilla. Remar mucho, minuto a minuto hasta recibir una puñalada al borde del final. El Betis se va de Canterac con un gol de desventaja en un partido en el que mereció ponerse por delante, en el que perdonó demasiado como para ganar una eliminatoria, pero en el que acabó peor que el rival. Golpetazo moral para un partido de vuelta en Soria que se ve difícil, al menos ahora.

Sobró una jugada. La primera vez que el Numancia B pilló desprevenido a los locales les dibujaron una contra como Dios manda que acabó en gol. Maravilloso centro desde la derecha y remate de primeras de Villanueva sin oposición. Ya nadie se tenía, el filial soriano llevaba rato físicamente muy por encima, aunque solo empezó a apretar a partir del 80. No le hizo falta más.

El inicio verdiblanco fue encomiable. Hizo honor a la cita. Quien pensaba que podía salir a especular, metió la pata hasta el corvejón. Pero sin gol, evidentemente, de poco sirve todo eso, más allá que para analizar en estas líneas. Efectivamente, nadie vio puerta en una primera parte monocolor, que se fue equilibrando muy poco a poco con el paso de los minutos como mandaba la lógica.

Los primeros instantes en lo que el Betis fue arrollador, en los que apenas dio respiro a un Numancia B que se vio superado, no se transformaron en premio. A su manera, dando ritmo a la salida de balón y buscando a sus hombres de arriba con fe. También con atino, pero este fue yendo a menos, sobre todo en las diagonales. Todo sería distinto si Puyi hubiera acertado en la que tuvo, la segunda en dos semanas... con el mismo resultado, el del balón al limbo.

Previamente Samu había colgado un córner directo al palo. Era un agobio incesante, donde el rival no salía de ahí. Desde el inicio se demostró que el empate (al menos aguantarlo hasta el último tramo del choque de ida) era el objetivo del Numancia B, pero a veces el 'amarrategui' rozó el descaro. No cogían la bola ni para aguantarla.

Eran sus armas y tuvieron su premio... en cuanto lo buscaron con lo mínimo. Hasta entonces el Betis siguió con el mazo. Nada más regresar de vestuarios Víctor la quiso poner en la escuadra pero se la sacó Miguel Ángel. Poco después tendría otra intervención meritoria, fruto del disparo de un Pollete inagotable. Los visitantes estaban muy atrás en ese momento lo que hizo a los de Chemi frustrarse y dejar de encontrar tantos espacios. Juan tampoco ayudó. Era la baza para la revolución, pero no le salió ni una. Se las guarda para la vuelta, se supone.

A Pollete le daría tiempo a tener otra de cabeza para mandarla fuera también, antes de decirle a su entrenador que si quería que siguiera jugando le tenían que sacar con grúa. Si no entra, es difícil ganar. Chemi agotó los cambios, que no le dieron la frescura necesaria como para aguantarle a un filial que, tras hacer sus ventanas, empezó a tener hambre.

Ningún jugador verdiblanco fue capaz de frenar una contra letal y quién sabe si definitiva. Todavía quedaba una más. Al sacar de centro tras el gol, Yuberth corrió con toda la fe posible y se la puso a Voinea, al pichichi, perfecta para un remate limpio. Nadie sabe con qué la pegó. La batalla esta perdida, ahora la guerra se traslada al Francisco Rubio. No hay lugar a la rendición.

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