Un cabezazo de José en el minuto 88 acerca al Tordesillas al 'play off'

Si al Tordesillas le faltaba algo en esta temporada formidable, al menos lo que va de ella, era un final épico que despertara las mariposas escondidas tras los últimos tropiezos, sobre todo en casa. Un gol de córner, de cabeza, al filo del tiempo reglamentario, resolvió otro choque encriptado a favor de los pupilos de Marchena ante un Mirandés B excesivamente cauto.

José es ese central que todo el mundo quiere en su equipo. Que es contundente cuando el partido lo requiere, que la saca limpia cuando se necesita la pelota, que cumple y que no rechista. Una garantía. Le faltaba la guinda a su primera temporada en la categoría, el gol. Y menudo gol firmó.

El encuentro caminaba hacia el tribunal supremo del tiempo añadido sin sentencia, cuando Carlos puso una pelota tensa, directa a la cabeza del central, que la remató con el alma, con la fuerza de quien sabe que en su testarazo había tres puntos vitales para afianzarse en el playoff, pero sobre todo para dejar atrás los malos augurios.

Fue el gol de la liberación, que hizo olvidar los 87 minutos previos, marcados por el nerviosismo y la imprecisión arriba, un día más. La primera mitad no sorprendió a muchos. De la igualdad inicial y de la buena puesta en escena del Mirandés B se fue poco a poco transitando hacia el dominio del Tordesillas. Su dominio particular, es decir, no teniendo una posesión exquisita pese a la visible mejoría del estado del terreno de juego, sino a través de ganar balones divididos y pisar el área con mucha más frecuencia que su rival.

Se revolvió bien Chatún dentro del área, aunque Iago Domínguez midió muy bien los tiempos para despejar la pelota. No fue el único vis a vis entre ambos, pues se volverían a enfrentar en un remate espectacular de Chatún con una mejor intervención del más jugador destacado del filial jabato en el primer acto, con permiso de la madera. Porque esa la paró lo justo como para que la pelota chocara con el travesaño, pero hubo una nueva visita al poste por parte del Tordesillas. Al filo del descanso, Miguel buscó con astucia la cepa del palo derecho para obligar a Iago Domínguez a doblar el lomo. Lo hizo, tarde, aunque le salvó la madera. Otra ocasión al limbo y los fantasmas del equipo rojiblanco de nuevo en acción, puesto que no estaba permitido dejarse otra vez puntos en Las Salinas.

Centro tras centro llegaba el peligro, más por flojera de la defensa rival que por atino en los envíos de los hombres de Marchena, poco beneficiados por el viento. Porque en Las Salinas, cuando no es el campo es la lluvia, y cuando no, el viento, que inventó ocasiones jamás pensadas. Pocas, eso sí, en una primera parte que más allá de lo narrado dejó la lucha de los dorsales 20 como lo más vistoso, porque Villa y Bartolomés se las tenían tiesas, y las dos tarjetas tempranas de José y Fer como lo más preocupante para afrontar lo que quedaba.

De hecho, Fer fue uno de los primeros recambios por lo que pudiera pasar. Había candidatos suficientes para entrar al césped con ganas y lo cierto es que lo hicieron. Tanto Dani, muy predispuesto, como Aníbarro y Hugo, vitales para aguantar la ventaja en el tiempo extra, de los más eternos que se recuerdan en el lugar, después del gol de José.

El cuarto cambio casi sale regular. Ferreras fue muy fuerte a cortar una contra, se llevó la tarjeta -la quinta-, y dio gracias de no irse a los vestuarios antes de tiempo. Menos suerte corrió el capitán del filial jabato, Asier, que se duchó antes de tiempo por un planchazo sobre Chatún que le supuso la segunda amonestación en el minuto 83.

No fue el día del ariete del Tordesillas de cara a puerta, pero volvió a ser el que más generó, por ello aguantó hasta el final. Tuvo una ocasión en el 85, ya contra diez, con un remate que es capaz de meter nueve de cada diez veces. No hubo más problema. Ya estaba José para que fuera el balón para dentro. Victoria. Y el playoff, cada vez más cerca.

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