El perro del hortelano
La Federación debería, vistos sus problemas, plantearse ceder la organización de la prueba
Tres suspensiones consecutivas pueden suponer la pena de muerte para una competición. Y eso que la San Silvestre es, aparte de competitiva, toda una fiesta ... deportiva. Sálvese el primer rehúse, ajeno a la Federación, pero los dos últimos demuestran que no se vierte el mismo interés en esta carrera popular que, por ejemplo, en el Cross Internacional que lleva celebrándose 'toda la vida'. Y es que quizás el quid de todo ello puede estar en el plano meramente económico, que es el que diferencia ambas carreras anuales. La Federación ha mostrado su incapacidad, por acción u omisión, en estas dos últimas ediciones para sacar adelante la carrera y ha actuado como can de campesino. Cédanse pues con tiempo, si considera que pueda darse una cuarta suspensión, los derechos sobre la carrera a otras organizaciones o clubes, que estarían encantados, al igual que miles de atletas, de que Valladolid disfrute de su San Silvestre.
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