«Me niego a asaltar a los corredores al acabar las etapas, yo lo odiaba»
Pedro Delgado, que un año más retransmite el Tour de Francia para Televisión Española, acaba de publicar 'A golpe de micrófono', en el que repasa los veinte años que lleva como comentarista deportivo
nacho sáez
Domingo, 6 de julio 2014, 15:16
Un verano más, Pedro Delgado (Segovia, 15 de abril de 1960) vuelve a ser la voz y la imagen del Tour de Francia en Televisión Española. Este año, además, llega bajo el brazo con A golpe de micrófono (Editorial Contra), el libro en el que repasa los veinte años que lleva como comentarista deportivo en televisión, radio y prensa. En pleno viaje en tren a Barcelona, desliza algunas de las anécdotas que aparecen recogidas en el libro y analiza el Tour que acaba de arrancar.
¿Cómo nace la idea de escribir este libro?
Se puede decir que lo tenía ya un poco madurado desde hace algunos años. Luego es que terminas haciendo pereza para ponerte manos a la obra, pero en estos tres últimos años había recuperado bastantes anécdotas y me apetecía recogerlas, al menos para el recuerdo. El paso final fue cuando la editorial Contra habló conmigo durante la Vuelta a España y me dijo que les gustaría que hiciera un libro. Tal vez era el momento de ponerme a ello.
En A golpe de micrófono cuenta sus vivencias como comentarista deportivo. ¿Cuál ha sido el medio en el que se ha sentido más cómodo durante estos años?
La televisión es en el que más horas he pasado, pero el medio más cómodo siempre es la radio, por su inmediatez. Al no tener imágenes, la radio creo que tiene una magia especial porque permite al periodista describir y fantasear con lo que está pasando en las carreras. La prensa es más reflexiva; te da tiempo a pensar y asimilar todo lo que ha pasado. También tiene su encanto porque la inmediatez prima tanto que no terminas de examinar muchas cosas que pasan en carrera. Radio en directo he hecho muy poco, pero también me parece muy agradable. Me gusta mucho la radio y poder ir escuchándola en el coche.
¿Sus comentarios le han generado enemistades en el pelotón?
No en particular. Seguro que algún corredor se habrá molestado, pero no tanto como para enemistarse conmigo. Cuento en el libro que cuando debuté en los medios me encontré a un auxiliar del equipo Banesto, donde yo había corrido, y me echó la bronca: Joé Perico, parece mentira. Tú que has corrido aquí no nos das nada de cancha. Todo es hablar de la Once. La Once para arriba, la Once para abajo. Y yo le dije que me perdonara. Esas cosas sí que te hacen reflexionar y piensas que a lo mejor no estás siendo imparcial y no estás manteniendo la objetividad que te gustaría tener. Pero a los cinco o diez minutos me encontré con un mecánico de la Once y me echó en cara que se me veían los colores y que solo hablaba de Banesto. Me quité un peso de encima. Si solo hubiera recibido uno de los dos mensajes... Pero al recibir los dos pensé que no estaban tan mal las cosas.
Haber estado en los dos lados de la barrera le habrá ayudado a ponerse en el lugar del otro.
A mí había una cosa que me repateaba y era que a veces, cuando terminaba la etapa, me venía uno y me decía que fuera a hablar con Pantani o con Lance Armstrong. Yo me negaba a darles la paliza nada más cruzar la línea de meta porque lo odiaba como corredor y no iba a ser yo ahora el pesado de turno que llegara a asaltarles. Entiendes un poco de qué van las cosas, pero he intentado en la medida de lo posible ser fiel a mis ideas.
Sus 'maestros' en la comunicación
¿Qué personas le han marcado más como comentarista?
Primero, lógicamente, Pedro González, que nunca se preocupó de enseñarme nada, sino que dejó que fuera yo mismo quien fuera manifestando mi forma de ser y mi carácter. Él me decía que dijera lo que yo quisiese y que si no quería hablar que me callase. También me ayudó José Ramón de la Morena, porque conociendo El Larguero vi que la radio era diferente. Y finalmente Carlos de Andrés, que es un gran profesional. Es muy serio y me encanta cómo hace la televisión.
Ahora, con el auge de las redes sociales, ¿nota que sus comentarios son observados con más rigor por los espectadores?
Yo las redes sociales las considero una herramienta más para tener información; sobre todo de corredores extranjeros. Trato de seguir siendo yo mismo y de utilizar Twitter para dar información añadida e interactuar con el espectador en retransmisiones tan largas como son a veces las del ciclismo. Es algo que agradecemos y da frescura.
Decía el otro día en una entrevista que ahora los ciclistas viven mucho más metidos en una burbuja.
Ahora los equipos tienen unas estructuras mucho mayores. Tienen mucha más gente que, más que esconder, cubren al deportista en el descanso, en los propios autobuses... Eso hace que el ciclista sea mucho más difícil de abordar que en mi época. Éramos vulnerables relativamente a que un aficionado nos pidiera un autógrafo o un botellín o a que un periodista te hiciera preguntas. Ahora se encierran en el autobús y son casi herméticos. Y en el hotel pasa igual: si quieres hablar con un corredor casi tienes que pedir audiencia. Ya no hay la familiaridad y cercanía que había antes.
Favoritos en el Tour
¿A quiénes ve de favoritos al triunfo en el Tour?
Hay dos favoritos: Chris Froome y Alberto Contador. El primer día importante para los que busquen la general va a ser la quinta etapa. No son cuarenta kilómetros de pavés como en el Tour de Flandes o en la París-Roubaix, pero son quince, son duros y la tensión de la propia carrera va a hacer que sea un día importante; no para ganar el Tour pero sí a lo mejor para perderlo. También días que no parecen peligrosos, al final sí lo son. Como en todas las carreras de tres semanas, el peligro está latente hasta el último kilómetro.
¿Vuelve a ver fuerte a Contador?
Sí. Ha cambiado cosas respecto a años pasados. Para mí es muy reseñable que se haya ido a vivir a Suiza. Le ha aportado mucha tranquilidad tener una vida más apacible y evitar tantos compromisos. Ahora ha tenido tiempo para sí mismo y se le nota. También que ha incorporado las concentraciones en altitud.
Y parece que por fin el dopaje pasa a un segundo plano.
El problema es que hay estamentos que parecen interesados en sacar a la luz este tipo de situaciones para justificar su falta de ideas. Lo digo porque a Alberto Contador le han quitado un corredor, a Kreuziger, por un asunto que viene coleando desde 2011 y 2012. Me parece lamentable que dos años después y aprovechando la víspera de Tour se saque este tema. Cómo si no hubieran tenido tiempo. Me da vergüenza y no entiendo por qué el ciclismo es tan vulnerable. Se criminaliza al ciclista muchas veces cuando no hay nada que echarle en cara. Se pone en duda su deportividad y su limpieza cuando están abrasados a controles. El sistema antidopaje es bueno pero contraproducente si se aplica de la forma en que lo hace el ciclismo. Por eso, otros deportes no aplican esas mismas normativas; porque saben que tarde o temprano va a haber algún escándalo de por medio.