El Recoletas gana al ralentí con un gran César Pérez

En la actualidad, y en un día como el de este domingo, que Juan Bar, olímpico, internacional con Argentina y uno de los pilares del equipo pucelano, no pudiese colocarse bajo los palos por enfermedad, no quedó en más que una mera anécdota, y eso que la baja se las traía (basta con ver el rendimiento del sudamericano en los últimos partidos).

Sin embargo, el Recoletas Valladolid aprendió hace dos temporadas que el puesto de cancerbero es fundamental en el balonmano moderno, y de ahí que sea uno de los puestos más blidandos por el equipo de Huerta del Rey. A Bar le sustituyó César Pérez, en esa dupla en la que es difícil saber quién es titular y quién es suplente. Ante el Caserío Ciudad Real, cualquiera diría que el meta argentino lleva más minutos de juego que el capitán, a tenor de la demostración del canterano vallisoletano.

César se convirtió en ese baluarte que evitó sustos incómodos de un partido de trámite para los locales. De trámite, porque a los seis minutos de partido, el marcador era de 3-0 para los de Pisonero, y el portero pucelano ya acreditaba tres paradas.

A partir de ahí no hubo lugar para la sorpresa, ni siquiera en un partido discreto de los vallisoletanos, en el que acumularon demasiadas pérdidas, y en el que en circunstancias normales y con un portero que finalizó con 18 paradas, el resultado se hubiese ido a más de diez goles.

A los de Pisonero les bastó con una faena de aliño, en la que siempre estuvieron por delante y, casi siempre, con una renta mínima de tres tantos.

Los balones al limbo de los vallisoletanos evitaron que el partido llegase prácticamente resuelto a la segunda mitad, tras una primera parte en la que la máxima fue de cinco goles para el Recoletas (13-8, min. 26).

Al descanso se llegó con un 14-10, que los visitantes sujetaron a base de cambiar defensas, con un 4-2, 5-1 y un ataque con portería vacía que permitió en muchos momentos que los vallisoletanos no se fueran en el marcador tras un inicio en el que los manchegos no supieron atacar a los de Pisonero. La desesperación se hizo palpable en el banquillo visitante, con Santiago Urdiales tratando de variar algo para atajar la defensa 6-0 de los vallisoletanos, en la que Gedo y Ribeiro rayaron a un nivel excelso. Destable es lo del egipcio, que en un año ha mutado a un jugador que de seguir con esta trayectoria terminará la temporada y volará del Recoletas –eso sí con pago de claúsula–. El africano además de defender y poner el carácter en la pista finalizó los sesenta minutos con cinco goles. Poco más que decir.

En la segunda mitad, y tras un mal arranque de los pucelanos, (14-13, min. 33), el Recoletas retomó el pulso (lento) al partido, y llegó a marcharse de ocho goles a falta de diez minutos para el final (30-22, min. 30), comandados por un gran Gustavo Oliveira en ataque, y con César Pérez de nuevo destacado, con parada y gol justo en el minuto 49, para enterrar las opciones de remontada de los visitantes.

El pabellón ovacionó al de casa, y los compañeros reconocieron al 'capi' su valor, con el único 'pero' de los seite metros, en los que no tuvo su día, y que permitió ver al joven Nico Giráldez bajo palos.

Al final, 34-30, y un triunfo por inercia que mantiene al Recoletas enaganchado a la parte de arriba, con 15 puntos en doce jornadas, y el sexto puesto en la Liga Asobal antes de cerrar el año con dos nuevos partidos, en los que la asignatura será mejorar los registros del equipo lejos de Huerta del Rey para ver dónde está su techo.