Un punto, un mundo
El Viveros Herol Nava sufre lo indecible ante el Alcobendas para sumar por primera vez en esta Liga
nacho sáez
Sábado, 24 de octubre 2015, 22:35
Conseguir estrenar su casillero de puntos le ha costado al Viveros Herol Nava padecer un sufrimiento casi insorportable. Ante el Alcobendas lo logró por fin. Tras cinco partidos en los que había chocado contra los cambios que ha sufrido su propia plantilla, varios arbitrajes adversos, rivales que en algunos casos están en un escalón superior y mucha mala suerte, al fin recibió un premio. Aunque no fuera el gordo y lo consiguiera de forma agónica, le supo a gloria porque lo necesitaba con urgencia.
Rescató un punto en el último minuto en un duelo que estuvo muy cerca de volver a escapársele. De tres ganaba el Alcobendas a muy poco del final, pero su habitual amor propio y un Juan Carlos Cabada en estado de gracia le libró de volver a sufrir una decepción a la que se acercó por los problemas que está exhibiendo en el lanzamiento exterior. Cada gol que consigue es fruto de un trabajo minucioso, casi de relojero, ante la ausencia de lanzadores exteriores a la espera de que Guillermo Campillo y Daniel Simón encuentren su espacio. Cada punto que sume va a ser recibido como un maná.
Frente al Alcobendas comenzó el partido a la carrera. Sus jugadores comparecieron con la orden de imprimir un ritmo alto al partido y de correr y eso fue lo que trataron de hacer. En cada balón que recuperaron en los primeros minutos se lanzaban como en un cohete al contragolpe. Disfrutaron así de varios duelos contra el portero del Alcobendas en el que les faltó puntería para haber sacado una renta mayor. Pero su inicio fue bueno ante un rival que también hace del engaño y el amago su forma de vida ante su falta de centímetros.
Funcionó muy bien la apuesta de Senovilla por reubicar a Alberto Camino de lateral derecho y a Isma Juárez en su posición natural de extremo. Una novedad en este inicio de temporada ya que Juárez estaba siendo llamado a ser lateral, donde también se desempeñó este sábado cuando el técnico navero dio descanso a Simón en el central. Con esas premisas y sobre todo un Alberto Camino muy enchufado, el comienzo le fue rodado al Nava, que en el ecuador de la primera mitad disfrutó de una ventaja de tres goles (8-5).
Se tuvo que sobreponer a la baja de Ismael Villagrán y no dejó de intentar correr para romper los cambios ataque-defensa de su rival, pero le pronto tocó descifrar el ataque posicional de un Alcobendas al que se le vio reforzado por su victoria de la semana anterior, la primera del curso para él. En esa faceta, el Nava estuvo más espeso y se vio obligado a varios disparos forzados de Carlos Villagrán que no encontraron portería. Fruto de la ansiedad que genera estar en blanco en cuanto a puntos después de cinco partidos, sus jugadores perdieron demasiados balones que les impidieron marcharse al descanso con una ventaja más holgada de la que sellaron (11-10).
Atascado
Mientras, la movilidad del Alcobendas se le atragantó, atascado además en ataque en el inicio del segundo tiempo. Menos mal que entonces comenzó a emerger la figura de Juan Carlos Cabada, alistado en la portería en el descanso en sustitución de Alberto Miranda. El guardameta vallisoletano estuvo inspiradísimo y sujetó a su equipo en el momento de mayor dificultad del choque hasta ese momento.
También entró en calor la grada, que apretó lo suyo y exigió al conjunto madrileño madurez para no amilanarse. Pero el quid de la cuestión para el Nava en ese momento fue desenmarañar el jeroglífico al que se enfrentaba en ataque, donde se hundía progresivamente por su falta de soluciones en el tiro exterior. Salió Guillermo Campillo, pero apenas le dio tiempo a realizar un lanzamiento al palo. Su equipo se enredó hasta por el balón (que si este está bien, que si el otro está mal) y se situó al borde del precipicio.
Pero consiguió escapar de esa trampa a tiempo al menos para llegar con vida a los últimos minutos.
Lo hizo a base de muchísimo trabajo, bajándose al barro, luchando por cada balón como si fuera el último, exprimiendo cada ataque pese a que no hallaba los huecos en la defensa del Alcobendas por ningún lado, agarrado a la buena estrella ayer de Cabada. Las exclusiones de los madrileños Javier Barba y Santiago López dentro de los últimos cinco minutos les acabó de ofrecer una solución, pero tuvo que ser una parada de Cabada en un siete metros lo que le permitió salvar un punto. También pudo ganar, pero está visto que cada punto va a ser un mundo.