El Clínica Sur-Aspasia ata la octava victoria que le permitirá jugar por el ascenso

Sonríe el renacido Real Valladolid Baloncesto, que cada día se parece más al de noviembre y menos al de enero que hizo saltar todas las alarmas. Hay síntomas más que palpables de que ese ya tocó fondo, y aquel asoma ahora la cabeza cuando se acerca en fechas la fase más determinante de la temporada. Con marzo a la vista, el equipo de Hugo López dará por bueno el aprendizaje que le regalaron las primeras semanas del año. Ya no quedan dudas de que la derrota sufrida ante Breogán marcó un antes y un después, y que todo lo que se consiga después vendrá marcado por aquella semana de terapia colectiva.

Tan desconocido era aquel como reconocido y aplaudido el que sacó de la pista a un Liberbank Oviedo bien armado y en línea ascendente que apenas pudo jugar sus cartas en su visita a Pisuerga. Por momentos desarbolado por el juego coral de los locales, el equipo de Natxo Lezcano peleó por la victoria hasta el minuto 36 y en esos cuatro últimos minutos lo hizo por el 'average' particular. Tambien lo ganó el Clínica Sur-Aspasia, que iniciará la segunda fase por el título con empates ganados ante Coruña, Destino Palencia y el propio Oviedo.

De la catarsis ha salido favorecido el bloque en términos colectivos y en particular Sergio de la Fuente, que ha dado un paso adelante decidido a sumar sensatez y cordura en sus acciones al inmenso talento que atesora. Si además de todo ello aporta intensidad, el resultado arroja unos números como los que desestabilizaron a Oviedo en los cuatro primeros minutos de partido. Dos triples, 10 puntos y 2 rebotes pusieron la primera piedra (12-6) y tambalearon por primera vez el banquillo visitante, con Lezcano rotando piezas para tapar la fuga.

Sorprendido de salida, el Liberbank hubo de variar su plan de partido con el tren en marcha, obligado a buscar sus puntos en ataque estático al albur de acciones individuales de Arteaga, Martí o su pistolero Elijah Brown. Había orden de frenar -en media pista si fuera necesario- la velocidad en transición del equipo astur, y secar de esta forma una de sus principales vías de producción, clave en las cuatro victorias consecutivas con las que se presentó en Pisuerga. A partir de ahí empezó a construir el equipo de Hugo López, y desde el esfuerzo colectivo encontró fluidez ofensiva.

De hecho, sus mejores minutos llegaron con Sergio de vuelta a la pista, y con Astilleros, Mason y Timmer armando lo que los americanos llaman el 'backcourt'. La trastienda. Los que marcan el punto de intensidad necesario y enseñan el camino a los demás, y en este caso en concreto también los que resquebrajaron la defensa asturiana con trece puntos (un triple de Astilleros y dos de Sergio, además de dos bandejas de Mason y Timmer) que sacudieron el partido antes de pasar por vestuarios (51-32 al descanso).

Necesitaba Oviedo un plan B y en la reanudación encontró una versión mejorada en su trastienda, con Brown, Speight y el noruego Frey mucho más enchufados acaparando buena parte del peso ofensivo. Esa reacción sembró dudas en la rotación de los locales, que sin embargo cuando más apretaba el marcador (65-61, minuto 28) supieron sufrir para agarrarse al partido y no perder el control.

Ya sin la frescura y actividad mostrada en los dos primeros actos, el Real Valladolid Baloncesto no perdió la calma y se aferró a su jugador franquicia para salir a flote. No es Timmer de esa clase de jugador 'microondas' que necesita tomar temperatura para reventar partidos. El de Wisconsin es un 'bulldog' que muerde cuando más lo requiere el partido. Cuando lo necesita su equipo. Con tres bocados apagó el ansia de remontada del Liberbank. Un triple para poner orden (71-61), otro cuando más quemaba el partido (82-75) y un tercero para obligar al rival a cejar en su empeño (86-78 a 3 minutos del final).

No haría falta otro, ya que la fiesta iba a ser completa con el 'average' ganado (83-78 en la ida)... y con el júnior Juan Sáez convirtiendo un triple sobre la bocina para llegar a la centena.

Después de varias semanas varado, el equipo de Hugo López confirma su vuelta al carril y a la senda que le debe conducir al objetivo. En su mano sigue estando su destino.

Puede que ésta sea su liga -la de los Oviedo, Ourense, Melilla y compañía-, y que en ella sea capitán general, pero en su mano está ahora resignarse y dar un paso adelante para robarles el favoritismo a los Breogán, Coruña o Alicante.