Metáfora de la muerte y del cambio social
Las novelas ·
La obra es el retrato de «una soledad frente a otra», de «dos desamores» y «dos formas de ver el mundo y de estar en él»«Le alcanzó la voz inflamada de la muchacha antes de que su rostro obtuso, de tez renegrida y frente cerril, traspusiera la puerta de la cocina». Así nos presenta Delibes en La hoja roja a la Desi, la chica de servicio que, a pesar de su perfil de personaje secundario y casi sainetesco, acabará cumpliendo un papel importante en el transcurso de la novela. Para redondear el autor, un poco más adelante, la descripción de la criada en cuestión: «Tenía un aire desgalichado y torpe con la pobre bata que apenas le ocultaba las corvas, las pinzas en la cabeza y las manos rojizas, hinchadas como sapos, desmayadas sobre el vientre».
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Con estos trazos gruesos, propios del caricaturista que Delibes fue, va tomando cuerpo ante el lector la figura de Desi, quien no resultará tan fácil de pintar por dentro como por fuera. Don Eloy, el protagonista, es presentado –también– de manera aparentemente detallada, aunque en este caso Delibes se detenga en retratar su 'envoltorio', el traje que llevará en la cena de despedida por su jubilación, sin desvelarnos mucho más. Y en la primera conversación que se nos ofrece de dichos personajes constataremos que Don Eloy resulta más convencional que Desi, la cual le hace preguntas incómodas por esenciales, como cuando quiere saber «qué es la ley». Dado que Eloy enviudó y Desi ha perdido toda expectativa de casamiento con su novio de siempre, pronto atisbaremos que lo que centrará la novela es esa relación entre ambos y la evolución de la misma.
«El libro se publica en 1959, cuando Delibes no ha cumplido los 40 y, sin embargo, demuestra una madurez inusual para su edad, ya que se ocupa aquí de un asunto como el de la jubilación en cuanto 'antesala de la muerte'»
Luis Díaz Viana
Una soledad frente a otra. Dos desamores. Dos personas de diferente educación, situación social y procedencia. Dos formas de ver el mundo y de estar en él. Porque el hecho de que Desi provenga del campo y Eloy sea un urbanita, que ha dedicado su vida a trabajar como funcionario del Ayuntamiento, proporciona una clave nada irrelevante para la comprensión del relato. El libro se publica en 1959, cuando Delibes no ha cumplido los 40 y, sin embargo, demuestra una madurez inusual para su edad, ya que se ocupa aquí de un asunto como el de la jubilación en cuanto «antesala de la muerte». Y es que la hoja roja que da título a la obra, y se refiere a la señal que indicaba que el papel de liar el tabaco iba a acabarse, emerge del texto como una metáfora fatídica.
En ese mismo año de 1959 aterrizará el presidente Eisenhower en España facilitando la salida del franquismo de su aislamiento. El campo ya no estará tan lejos de la ciudad como lo había estado hasta ese instante, pues la senda del desarrollismo en que entrará el país va a propiciar un éxodo masivo del agro a las urbes durante las décadas siguientes. En tal encrucijada, Desi bien podría encarnar la transformación sin retorno del campesinado y, de ahí, que en una expresión de sensatez y pragmatismo, asuma avenirse a vivir como pareja del anciano Eloy. Desi escapa, así, al mero estereotipo de lo rural y se nos revela como alguien capaz de adaptarse a los cambios más de lo que cabría esperar. Mientras a Eloy, una vez compruebe que su hijo –tras haber prosperado socialmente– lo ignora y desprecia, solo le quedará reconocer que necesita del calor de la compañía de aquella para morir un poco menos solo.