Tarta de queso con un original toque de fruta

Es la primera vez que la hago y me ha quedado muy bien». Así valora Leire García, una joven vallisoletana de siete años, el resultado final de una receta sencilla pero que requiere de orden para que salga adelante. Con el asesoramiento de sus padres, que regentan el restaurante La Raíz, en la capital vallisoletana, Leire hace sus pinitos en la cocina con un postre sabroso y fácil de preparar.

En primer lugar, explica, hay que disponer todos los ingredientes en una mesa para ir trabajando sin distracciones. «Mezclar los ingredientes es lo más complicado», asegura, «hay que ir de uno en uno, la nata, el aceite, el azúcar, la harina, los huevos y el queso de untar», enumera. En este punto, sus padres intervienen para aclarar que la harina es un ingrediente que se presta para el 'desastre' si no se tiene cuidado, pero «no hay nada que no solucione una bayeta», señalan.

Una vez hecha la mezcla se reparte en un molde que estará en el horno durante cuarenta y cinco minutos a unos 150 grados. «Para meterlo, me ayudaron mis padres porque pesaba y además me puedo quemar si no tengo cuidado», indica. Mientras se va horneando, aprovechan para recoger los utensilios utilizados, ordenar la cocina y organizar el siguiente paso que tendrán como protagonistas a las fresas. Con cuidado se limpian, se retiran las hojas verdes y se trocean. Después habrá que caramelizarlas, «es lo más divertido porque no lo había hecho nunca antes y me salieron bien», dice Leire. En una sartén se saltean con azúcar.

Además, si quiere añadir más caramelo a la tarta otra opción es preparar aparte en un cazo más caramelo con una reducción de azúcar blanco con agua. De mayor quiere ser cocinera, así que va tomando notas y fijándose en todo. «Miro lo que va haciendo mi madre (Araceli) cuando está en la cocina y así aprendo trucos», señala. Unos trucos, por cierto, que no quiere desvelar, «no los puedo contar», dice riendo.

No sigue ningún programa de cocina en particular, pero sí cuentan sus padres que «el que más le gusta es el de Chicote cuando visitando restaurantes para asesorarles», apuntan. Sobre su experiencia en la cocina, Leire adelanta que su próximo reto será conseguir hacer unos canelones «tan buenos como los que hace mi madre. Cuando los prepara en la cocina, entro y la vigilo para saber cómo los está haciendo», desvela.

Cuando suena la alarma del horno, es momento de sacar la tarta y continuar con el último paso que será la decoración. Una vez que se atempere se van colocando con cuidado las fresas caramelizadas. Después, «hay que dejarla en el frigorífico», explica Leire, «para que se enfríe y se pueda comer». El resultado final ha sido todo un éxito tanto que Leire 'lamenta' que su madre la compartiera con sus tías, «solo me quede con unos trozos». Pero los suficientes para poder disfrutar de una merienda bien acompañada de sus progenitores.