Confianza en una copa de vino
Sentidos. Alba Nelly Rosso es la presidenta de la Asociación de Sumiller de Burgos y recuerda que en el caso de los vinos no se trata de gustar más o menos, sino de cuál te provoca más placer
Comenzó hace 18 años en el Restaurante Ojeda de Burgos y desde entonces, ese ha sido el único lugar en el que ha trabajado. «Estudié Hostelería en Santo Domingo, pero no cursé vino», cuenta la sumiller Alba Nelly Rosso. «Poco a poco me entró la curiosidad estando en la sala porque era una cosa más que te demandaban y un complemento profesional». La formación específica la realizó en diferentes puntos del país y todo «por inquietud, por sentirme más preparada».
Los comienzos nunca son sencillos. «Era muy joven y no había muchas mujeres en aquel entonces», reconoce, y el principal reto fue ganarse la confianza de los clientes. «Que crean en tí a la hora de que les recomiendes un vino», y para eso, según esta profesional, «tienes que dominar el tema, la carta, tener un gran conocimiento de vinos de la zona y ser sincera».
Los tiempos también han cambiado desde el punto de vista de que «la gente es más abierta y contamos con más herramientas a la hora de comunicarlos con los clientes». Alba Nelly es la presidenta de la Asociación Sumiller de Burgos, un colectivo al que identifica por estar «muy bien integrado, con gente joven y de todos los restaurantes de la ciudad, somos 65 profesionales». Desde que ella comenzara, «hemos pegado un cambio abismal tanto en la elaboración de vinos como en el mismo consumidor». Su explicación es que hay bodegas «con estilo propio, pero están para vender y que la gente disfrute, a veces el mercado va marcando ciertas pautas y se hacen más vinos para disfrutar que para impresionar».
Su recomendación a la hora de iniciarse en el mundo de los vinos es que la gente «no le tenga miedo, que sean vinos más fáciles no quiere decir que no estén bien elaborados, no hace falta ser un gran entendido para que un vino te guste». De ahí siempre surge la pregunta de si el mejor vino es el que le gusta a cada uno y la respuesta de la experta es la siguiente: «Lo mejor siempre va a ser lo que te guste a tí: hay vinos bien elaborados y no te pueden gustar, estamos acostumbrados a consumir vinos pero muchas veces nos encasillamos porque no nos atrevemos a abrir el paladar y probar otras cosas; eso también está cambiando».
La conclusión es que el precio está al margen de los gustos. «Hay vinos muy caros que por desconocimiento no te aportan esta experiencia, por lo que creo que no es el que más te guste sino el que más placer te proporciona».
Para Alba Nelly, cuando un vino está vinculado a la tierra de manera personal «lo hace más humano y se nota, son vinos con más personalidad, el vino habla de la zona, de la persona».
Destierra ciertos mitos al afirmar que son las mujeres las que consumen más vinos de cierta calidad, no caros. «No hay vinos femeninos, que estén hechos para mujeres». Un vino, al igual que una mujer, puede ser «elegante, complejo, puede seducir, transmite mucho» y esto al final, en términos propios de este mundo, se resume en «más estructura y más cuerpo».
Concluye que el trabajo que se realiza en la sala, desde el camarero al sumiller, «es tan digno como cualquier otro, es bonito y se está poniendo en valor».