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Pilar Cruces. A. OJOSNEGROS

Pilar Cruces | Sumiller

«El vino se puede vivir también de manera lujuriosa, divertida, con ansia de disfrute»

Defiende que «el vino tiene que tener honestidad, que esté poco intervenido. Que te refiera al lugar y la uva de la que viene»

Lunes, 4 de diciembre 2023, 00:48

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Pilar Cruces es sumiller y desde la capital burgalesa regenta una empresa especializada en sumillería, formación, catas y eventos, enoturismo, diseño, marketing y comunicación en el sector del vino.

–El nombre de su proyecto es toda una declaración de intenciones, Lust for wine (Deseo, lujuria o ansia por el vino).

–Sí. Fui estudiando y profundizando en el mundo del vino, sin ninguna expectativa de dedicarme a ello. Empecé a hacer cosas, como un blog, un programa de radio, por diversión. Luego a hacer alguna cata y la primera vez que vi mi nombre escrito, me dije que parecía a los Rolling Stones o la Pantoja, por lo que busqué un nombre comercial. Una canción que me había marcado siempre era 'Lust for life', de Iggy Pop, y al igual que la utilizan en la película de 'Trainspotting' como una declaración de intenciones, de que existen muchas maneras de vivir y una de ellas es lujuriosa y con ansia de disfrutar, pensé que el vino también se podía vivir de esa manera: lujuriosa, divertida, con ansia de disfrute. Sin perder el rigor, claro.

–Y lo que en aquel momento parecería una locura, se ha demostrado que es una de las mejores formas de comunicar el mundo del vino.

–Sí. Creo que todo el mundo habla de diferentes maneras de comunicar, intuye que hay que cambiar, pero prácticamente nadie lo hace. Hablamos mucho de la gente joven, de las maneras de comunicar y, en el fondo, nos mantenemos con los mismos códigos. Las formas sí que pueden ser diferentes, aunque el fondo debe ser siempre consistente. En lo que nos hemos diferenciado es en la vinculación del vino a diferentes disciplinas artísticas y culturales. Llevarlo de otras maneras.

–¿Cómo es su vino ideal?

–El vino lo que tiene que tener es honestidad, que esté poco intervenido. Que te refiera al lugar del que viene y a la uva de la que viene, y que sea capaz de generarte la sensación de que va tomando protagonismo. Cuando abro un vino no me gusta pensar que va a ser protagonista, sino que, de repente, vaya pidiendo su sitio y te diga: '¡Ey!, ya siento interrumpir, pero es que estoy increíble'.

–En cuanto comunicar, ¿las bodegas y los consejos reguladores comunican bien?

–Yo lo que les veo es miedo o, mejor dicho, acomodados. Saben, intuyen, quieren, pero en el fondo tienen demasiados corsés. En general hay una dificultad para relajarse; hay que empezar a pensar en otra manera de hacer las cosas. Las páginas web de los consejos reguladores son similares, muchísimas, hablan de cosas muy parecidas. Creo que deberían atreverse a probar, a saber dónde quieren llegar, dejarse llevar por ese camino y utilizar las herramientas que hay hoy para conseguir esos propósitos. Se utilizan los nuevos canales de comunicación para seguir hablando igual. Hay que adaptar el código al canal por el que se transmite.

–¿Deben apostar e invertir decididamente por esta faceta, la de la comunicación?

–Totalmente. Cada vez más encontramos la figura del 'brand ambassador', lo cual está muy bien: apostar por diferentes personas para comunicar de la manera en la que tú quieres hacerlo. La figura del propietario siempre enriquece, porque nadie como la persona que está detrás del proyecto con su esfuerzo y su trabajo, pero hay veces que no es suficiente, que tendría que estar apoyado por otras personas, gente que se dedique a la comunicación.

–¿Qué marca o bodega, y Consejo Regulador, pondría como ejemplo de buen comunicador?

–En España lo tengo claro: Jerez. Hace un trabajo maravilloso, ingente, educacional, porque ellos tienen unos vinos que son difíciles de comprender muchas veces para el público general. Lo hacen fenomenal en todos los aspectos; es muy claro, conciso y muy ameno. Está genial. Y marca, por ejemplo, me gusta mucho la comunicación que hace Bodegas Roda, que tienen, además de en Rioja, en Haro, un proyecto también en Ribera del Duero, en La Horra.

–¿Cómo definiría su paladar: aventurero o sedentario?

–Me encanta sorprenderme. Esto no quiere decir que tenga que ser una cosa nueva y recóndita, puede ser algo de aquí al lado.

–Por favor, recomiende su maridaje favorito para Navidad: ¿qué vino y qué plato, de Burgos nos recomienda?

–Un vino que me sorprendió es Boticario de Silos, DO Arlanza. Y lo acompañaría con algo que es de Burgos pero que aquí pasa prácticamente desapercibido; un solomillo de potro hispano bretón. Una carne deliciosa, súper sana, maravillosa. Siendo algo de aquí sería algo hasta muy exótico para estas navidades.

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