Producción cuidada

El Teatro Calderón, abarrotado de niños y adultos. Producción cuidada con una escenografía imaginativa y plural y un vestuario exquisito. Hace falta inteligencia y creatividad para crear espacios, la calle, el dormitorio de Scrooge, con ayuda de la luz, manejada estupendamente. Se ha evitado la acumulación fastuosa e inútil, algunas coreografías, números musicales, un grupo de actores solvente y de niños, alrededor de Fernando Cayo, y algunos cambios respecto al cuento de Dickens.

El actor vallisoletano que comenzó sus estudios en la Escuela Provincial de Arte Dramático era ya un alumno muy preparado. Cuando terminó en la Escuela siguió haciendo cursillos desde la idea acertadísima de que en el teatro siempre hay que aprender. Hoy es un intérprete magnífico en teatro, cine y TV. Ha escrito dos monólogos y su repertorio es amplio. En su Scrooge, con gran sobriedad, está extraordinario, lleno de matices y creando las visitas fantasmales desde cada una de ellas. Al final dicta su mensaje de Navidad, muy adecuado en los momentos que vivimos.

En esta versión, el pasado, el presente y el futuro se entrelazan. El viejo tacaño cambio su presente por del visión del futuro. Puede tomarse esta idea como necesaria en la realidad. Nuestro presente tiene que modificarse en muchas cosas y el futuro ya nos lo está advirtiendo.

Dickens en esta breve obra, casi juvenil, nos invita a la bondad y a la felicidad. Es una obra maestra breve de quien escribió muchos relatos también magistrales, de gran número de páginas. Bienvenida sea al teatro Calderón que la disfrutó y despidió a los artistas con sonoras ovaciones.

• Temas
• Navidad
• Teatros
• Teatro Calderón