La India reivindica su legado Beatle
El documental de Ajoy Bosé cuenta cómo el viaje de los cuatro de Liverpool al país asiático rompió los prejuicios negativos de los indios hacia Occidente y fue el comienzo de una «historia de amor»
El viaje de los Beatles a la India en 1968 es uno de esos acontecimientos culturales que se convierten en metáfora de una época y ... cuya significación no se agota. Desde Occidente ha sido reiteradamente interpretado como el mejor ejemplo de la insatisfacción y las búsquedas espirituales de la juventud de los sesenta. Pero nunca antes lo habíamos mirado con ojos indios, y eso es exactamente lo que hace el documental dirigido por Ajoy Bosé 'Los Beatles y la India', que el martes se estrenó en la Seminci y que podrá verse de nuevo el próximo sábado.
El documental no sólo analiza la influencia que el país asiático tuvo en el grupo británico y en sus creaciones musicales, sino que, sobre todo, muestra que el impacto de la visita perduró de forma especial en India, pues a partir de ese momento los Beatles pasaron a ser «de los suyos». De hecho, actualmente son el grupo occidental con más presencia, sin comparación con el resto. El resultado fue la construcción de un puente cultural entre Este y Oeste que sigue en pie, y el inicio de una historia de amor que aún perdura, como subraya el subtítulo de la película.
«En la India había una actitud de hostilidad hacia lo occidental, debido a la experiencia colonial. Pero los Beatles no vinieron como celebridades prepotentes, sino que llegaron con humildad, con disposición a aprender de nosotros, y se llevaron muy bien con todo el mundo», explica Ajoy Bosé. «Se les vio como personas normales, humanas, como representantes de una nueva cultura liberadora, en vez de opresora. Y tuvieron un papel clave para romper el estereotipo negativo hacia lo occidental».
En coherencia con esta mirada distinta sobre el acontecimiento, por las imágenes de 'Beatles y la India' desfilan músicos de la época a quienes su música abrió un nuevo mundo, como Los Savages, que iniciaron un movimiento de grupos dedicados a versionar el repertorio de los de Liverpool. O como Neil Mukherje, quien afirma: «El mundo habría sido horroroso sin ellos». O el músico tradicional Ajit Snigh, que tuvo el privilegio de tocar en la fiesta de cumpleaños de Patty Boyd en el ashram, rodeado de los Beatles y el mismísimo Maharishi Mahesh Yogi.
Pero también otros intérpretes contemporáneos, como Tejas y Mali, o Mónica Dogra, entre otros. Todos ellos han participado en un disco de versiones Beatles que acompaña la película y que puede encontrarse en la Casa de la India, donde una excelente exposición proporciona una exhaustiva mirada sobre aquel viaje.
Pero más interesantes aun son las historias que cuentan los ciudadanos indios que trataron con ellos de uno u otro modo. La esposa del responsable del ashram de Rishikesh revela que, aunque les habían preparado una estancia específica, «ellos preferían meditar paseando». Y una antigua asistente del Maharishi nos desvela algunos secretos del gurú, como su excesivo aprecio de las mujeres, que le llevaba a propasarse.
Aunque quizás uno de los momentos más divertidos es el testimonio de Amnita Kumar, por entonces una joven india fan de los Beatles que estuvo «a 100 metros de ellos» en el ashram. «Una noche estábamos sentados en grupo y me quejé del frío. Un hombre que estaba un poco más allá me ofreció una manta. Era George Harrison. En ese momento, no sé por qué, me salió mi vena orgullosa y le dije: «No te preocupes, George». Creo que son las cuatro palabras de las que más me he arrepentido en mi vida. Nunca sabré que habría podido pasar». Lo recuerda con la viveza del momento más de 50 años después. Como recuerdan muchos otros que se toparon con ellos en ese viaje mágico.
La historia de la relación de los Beatles con la India arranca con la imagen de la madre de George Harrison, embarazada de él, y escuchando música hindú a todas horas, porque la tranquilizaba. Aquellos sonidos se le quedaron grabados al futuro Beatle porque, cuando escuchó por primera vez un sitar, en la grabación de la escena del restaurante indio en 'Help', quedó prendado.
Luego vendría el contacto con el músico clásico indio Ravi Shankar, un hombre que sería más que un maestro para Harrison. En la película le vemos desmarcarse de las drogas, que muchos asociaban erróneamente entonces con la espiritualidad oriental. «Prefiero que mis oyentes se coloquen con la música. Y me siento engañado si ya vienen colocados de antes», declara.
La película nos sumerge en la estancia en aquel ashram adonde los Beatles acudieron a meditar, y nos lo muestra hoy como un espacio abandonado, pero reconocible. De hecho, la mejor prueba de que el impacto de aquel viaje perdura es la existencia de un proyecto para convertir ese espacio en recurso turístico.
Ajoy Bosé confirma que hay planes de construir allí un museo y un auditorio para conciertos. «Debería haber ido más rápido, pero el Covid lo ha frenado todo. Espero contribuir con mi película a impulsar el proyecto», asegura Bosé. Hay otra razón que apunta a su posible éxito: en Inglaterra apenas quedan espacios reconocibles de la época Beatle, mientras que éste se conserva prácticamente tal como estaba cuando estuvieron allí. Una historia de amor que puede tener también rendimiento turístico.
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