«El cine es capaz de explicar lo terrible»
El cineasta vallisoletano presenta 'La terra negra' este viernes en el Espacio Seminci con un coloquio tras su proyección
Desclasados. Así llama Alberto Morais a sus personajes. 'La terra negra', su quinta película, llega este viernes a la cartelera. Los cines Casablanca la proyectan ... a las 17:00 h. y Espacio Seminci acoge un encuentro con el director vallisoletano a las 19:00 h. Sergi López y Laia Marull son dos desclasados que se encuentran en un pueblo, en un molino, desde donde sus personajes, Miguel y María, nos hablan de segundas oportunidades y de la fascinación mutua dentro de un asfixiante infierno en torno a la propiedad.
Morais firma el guion que produjo y dirigió. «La historia sale de una experiencia con una amiga en Asturias. El personaje de María es su trasunto. Fui a ayudarla a poner en marcha un molino industrial. Allí conocí a un alcohólico al que el dueño le pagaba con alcohol.Era un ambiente muy vidrioso, áspero, duro y seco. Lo que viví fue el percutor de la historia de María y Miguel, de su conocimiento y su revelación espectacular, con elementos místicos vinculados a la cultura católica que sirven para dignificar a los desclasados, el caso de ambos», explica el director que presentó en Seminci 'La madre'. 'La terra negra' se estrenó en el pasado Festival de Málaga y en el Chicago Latino Film Festival.
Mientras el Sergi López desesperado de 'Sirat' acaricia la posibilidad de representar a España en los próximos Oscar, el actor de 'La terra negra' encuentra en María cierta luz. «Con Sergi no había trabajado y ha sido un regalo. Con Laia es nuestra tercera película juntos. Me conoce bien, sabe lo que me gusta del código de interpretación. Actriz con mucho recorrido, es un seguro trabajar con ella. Da matices impresionantes en la sala de montaje». 'Las olas' y 'La madre' son los otros filmes que les unen.
La terra negra
Estreno este viernes. Proyección en los Cines Casabalanca, 17:00 h. Coloquio con Alberto Morais, el director, en Espacio Seminci a las 19:00 h.
En esta segunda Alberto Morais abordó la situación de los centros de menores. «Visité algunos, mantuve conversaciones con varios chavales. Si lo que viven los españoles internados es terrible, lo de los 'menas' debe ser durísimo». Para el director «el cine es capaz de ir a lugares imposibles para otras artes». Ese es el motor del suyo. «Tiene que ver con mi manera de ver el mundo. Soy sensible a lo que no es sistémico, porque el sistema no funciona más que para un porcentaje ínfimo de la población. Pongo el foco en la gente a la que no le funciona. En 'La terra negra' María se siente fracasada, pero es el sistema el que fracasa. Esto le ocurre también a Miguel que estuvo en prisión y se siente escaldado. Ambos deciden que si el sistema no les quiere, ellos también pasan. Hacen su trabajo pero no pertenecen a sociedad. Ese desclasamiento hace que se miren con admiración mutua».
Morais se muestra interesado por «los problemas fundamentales de la sociedad. Provengo de una tradición cultural del neorrealismo, el grito de los horrores tras la Segunda Guerra Mundial que se dio en el cine americano, el ruso, el italiano... No se podía contar, decía Adorno, y, sin embargo, el cine es capaz de explicar lo terrible. Ese punto de partida que contaba lo que pasó y se proyectó en el mundo a través de las filmografías de Pasolini, Fellini, Kiarostami, Koreeda, Víctor Erice, me parece interesante. Ya hay muchos medios de comunicación que ocultan lo que ocurre, el cine tiene que ver con abrir puertas y ventanas para contar lo que esta ocurriendo».
Más que elegida, esa mirada y su lectura política posterior le resultan sobrevenidas. «Procedo de una herencia cultural y política de extrema izquierda. Nací en Valladolid porque a mi abuelo le enviaron preso allí y no pudo volver nunca a Almería. Mi padre militó en la clandestinidad y también fue encarcelado en Valladolid. La política me ha atravesado, no me interesa ideológicamente pero la llevo incardinada». Su traducción es más moral que política. «El ámbito de las libertades, de eliminar las creencias, del miedo al otro, al extraño, del pensamiento del pobre, el que se proyecta de que pobre se tiene que pegar con el más pobre, lo que vemos de la extrema derecha en Europa y en España. Frente a eso hago cine que no es un alegato político pero curiosamente justo ahora ha tomado un cariz antifascista. No es algo premeditado pero lo lleva en su naturaleza y ha tomado fuerza con en la circunstancia que vivimos hoy».
Morais consideró desde el inicio que preservar su libertad expresiva y narrativa pasaba producir su cine y fundó Olivo films. «La figura del director y productor se ha visto laminada desde se cambió la ley. Antes del cambio de ley presentabas el proyecto al ICAA y lo valoraban, ahora hay un sistema de puntuación que lo hace todo más complicado. Los que empiezan ahora lo tienen más difícil». Además de sus películas produce las de otros colegas. Ahora «estoy metido en 'Desaparecer', un proyecto sobre Chile y la primera chica robada durante la dictadura de Pinochet, cuando asesinaban a los padres y los niños entregados a familias ricas. Es un documental que dirige Isabel Laguardia».
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