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El luthier Lagunar, entre sus guitarras en el Conservatorio de Valladolid.

Guitarras a medida

El luthier José Antonio Lagunar comparte con los alumnos del conservatorio de Valladolid los misterios del instrumento español

Victoria M. Niño

Domingo, 20 de marzo 2016, 19:42

Igual que hay bosques de violines, también los hay de guitarras. Están en Centro América, allí crece el cocobolo o el ciricote, pero también el palo santo de Madagascar es muy apreciado. Lo recita José Antonio Lagunar, luthier que comparte esta semana sus saberes con los alumnos del Conservatorio de Valladolid.

«La guitarra artesana es un instrumento un poco caro. Suelen demandarlo estudiantes del ciclo superior, de cara a exámenes finales o profesionales y amateurs con nivel alta», explica Lagunar. Este luthier ha trabajado durante 30 años en Casa Contreras (Madrid), toda una institución y desde el pasado verano abrió taller propio.

Las más económicas se hacen con palo santo de India «en aros y suelo. La tapa frontal se suele hacer en pino o cedro, según el sonido que se busque». Estética y sonido son las dos variables que determinan la elección. «Si se quiere algo mejor, se utilizan maderas como el palo santo de Madagascar, el cocobolo o ciricote. Son más espectaculares a la vista, por la dirección de la veta, el color, vista y oído se acompañan».

Los clavijeros también oscilan mucho «desde los 15 euros a los 1.000 hay de todo. Yo trabajo con uno estándar que se produce en Japón y da una muy buena afinación». Juan Antonio pasa la vida entre guitarras pero «no puedo tocarlas, no encuentro la posición». Las hace tanto clásicas como de flamenco, «hay menos diferencia de lo que la gente cree. En realidad se hace alguna variación en la altura de las cuerdas, más bajita en la flamenca porque el toque es más rápido y permite una pulsación más cómoda. El efecto de rasgueo que se produce es muy del gusto de esta música también».

El tiro, según la mano

La otra variante de las guitarras es el tamaño, la longitud. «El tiro es la distancia entre la cejilla de arriba y la del puente. Un tiro normal es de 650 milímetros, pero también la hay de 530. Se elige en función de la mano del guitarrista, si es pequeña, un tiro menor para que le cueste menos moverse». Japón es uno de los destinos internacionales de las guitarras españolas. «No fue casualidad que Paco de Lucía estrenase allí el Concierto de Aranjuez. Para allí se hace mucho unas de afinación alta para acompañamiento de orquesta». Aunque concibe el instrumento en su forma clásica, Laguna amplifica lo que el cliente quiera. «Que a mí ni me guste no quiere decir que no sea la preferencia del dueño, yo solo las hago, así que si me piden una guitarra para adaptar amplificación eléctrica, lo hago».

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